Concluyó la Semana Santa, en la que, como comentamos, el resultado en bolsas fue diferente al promedio de los últimos 15 años ante algunos eventos de mayor aversión al riesgo como el tema geopolítico.
Quizá el punto diferente fue el peso mexicano, que se estimaba concluyera con una apreciación hacia la zona baja de 18.60, y así sucedió.
Vemos, sin embargo, varios elementos que ponen en duda la posible apreciación adicional del peso mexicano. Por un lado, las posiciones en los futuros en Chicago empiezan a incrementarse por el lado de las posiciones “cortas” vs. el peso y largas a favor del “dólar”.
Estamos observando que la tenencia de extranjeros en el mercado de deuda empieza a limitarse y las entradas se han comenzado a voltear, aunque en el acumulado del año siguen siendo positivas. Sin embargo, las posiciones de extranjeros en bonos M se han reducido y también de los Cetes.
En la tenencia del mercado de capitales, la entrada en marzo fue la menor en muchos meses, a pesar de la gran recuperación de la divisa nacional y de la propia bolsa.
Estamos observando condiciones en donde la correlación en los últimos 30 días entre el Índice Dólar y el peso mexicano es directa en casi 70%, lo que significa que si el índice sube, la moneda nacional debería subir (perder terreno vs. el billete verde en este caso) y viceversa.
Ante todo esto, consideramos que si el peso mexicano registra una apreciación entre los 18.60 y 18.30, es probable que no dure mucho y la posibilidad de un rebote técnico sea rápida.
El movimiento global de recuperación de nuestra divisa eliminó casi 100% del factor Trump por ahora. No obstante, es probable que cuando inicie en realidad la revisión del Nafta y las condiciones de intercambio comercial, el estatus de las remesas familiares ligadas con la construcción del muro, así como mayor formalidad en el tema de las deportaciones, el movimiento de sensibilidad del peso como válvula de escape seguirá vigente.
El Banxico, en su última minuta, mostró aún preocupación sobre los riesgos de transferencia hacia la inflación al consumidor, aunque el balance de riesgos se mantuvo y ya no se deterioró más. Por ello, el aumento fue más moderado de 25 puntos base. Quizá una inflación al productor ya en menor medida pudiera generar que el Banxico celebrara algunas reuniones en el presente año, sin decidir un incremento en tasa y estar más ligado al movimiento de tasas de la Fed. En ese sentido, es probable que en la medida de no observar mayores alzas en las tasas de interés, el movimiento del peso también deje de mostrar apreciaciones como en los últimos días, periodo en que, además, la baja operatividad ayudó.

 

 

Reportes al primer trimestre del año
Está por iniciar la llegada de reportes corporativos al primer trimestre del año con una variable positiva y fue la apreciación cercana a 10% en el peso mexicano y, a su vez, registró también el menor ritmo de alza vs. los últimos 12 meses al evaluar los cinco trimestres pasados. La variación promedio trimestral apenas creció 1.1%, cuando los últimos dos anteriores fueron de 4.3% y 6.5%, respectivamente. Una de las empresas que podría dar alguna sorpresa positiva pudiera ser AMX, que tendría una utilidad neta positiva y un Ebitda creciendo alrededor de 10%. Su nivel máximo histórico en pesos lo alcanzó en 2012, en 17.98, y en 2016 registró un mínimo importante en 10.40. Actualmente cotiza en 13.47, pero ha quedado rezagada respecto a otras empresas con peso importante en el Índice de Precios y Cotizaciones.