En México, ser profesionista resulta menos rentable que quedarse con un diploma de secundaria. Según el reporte “Perspectivas de la educación 2014” de la OCDE, la tasa de desempleo es más alta para quienes estudiaron una carrera, que para aquellas personas que no terminaron la preparatoria.

 

A pesar de que los jóvenes de entre 29 y 34 años estudiaron más tiempo que sus padres y abuelos, en el reporte Panorama de la Educación 2014 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) alertó que el mercado laboral mexicano tiene más incentivos para personas con grados académicos inferiores al universitario.

 

El ejemplo más claro es la tasa de desempleo, explicó Gabriela Ramos directora de gabinete de la OCDE y sherpat del G-20: mientras para los universitarios es de 4.6%, para los adultos que sólo llegaron a la secundaria es de 3.9%.

 

“Alcanzar mayores niveles educativos no necesariamente se traduce en mejores resultados en el mercado laboral. Este es un incentivo erróneo: como en todos los demás países miembros de la OCDE, el mercado laboral mexicano debería recompensar en mayor medida a quienes tienen mayor educación, pero este no parece ser el caso de México”, dijo en videoconferencia desde Francia para presentar el reporte.

 

Mientras las cifras de empleo para personas que no terminaron la preparatoria (64%) son más altas en México que el promedio de la organización (55%), en promedio, 80% de los universitarios tiene empleo: 3.0% menos que la media internacional.

 

A partir del año 2000 comenzó a incrementarse la proporción de adultos con estudios de licenciatura en el país. Aun así el país se encuentra entre los 10 con menor población que ostenta un título universitario, sólo por encima de China, Sudáfrica, Indonesia, Brasil, Turquía, Italia y Chile. El promedio para los países asociados es superior a 30%.

 

Japón, Nueva Zelanda, Canadá y Corea, por ejemplo, ya estaban entre los 10 países mejor educados; sin embargo, han hecho esfuerzos para superarse a sí mismos.

 

Según la OCDE, aunque lento, el avance se ha dado porque los jóvenes mexicanos están aprendiendo a valorar más su educación como una herramienta para competir en la economía global.

 

Paradójicamente, tener consciencia de ello los aleja del mercado laboral porque no están dispuestos a aceptar los empleos mal pagados y de baja calidad que éste les ofrece y tardan hasta tres años para colocarse.

 

“Hay que hacer una revisión de cuál es el vínculo con el mercado laboral, cómo puede disminuir la demanda de trabajadores menos calificados sobre los calificados. Cómo puede uno encontrar las oportunidades que permitan a los chicos mejor preparados encontrar trabajos bien remunerados y satisfactorio”, dijo.

 

“¿Por qué la competitividad y el crecimiento en México son bajos? Porque los chicos con un nivel de educación más alto no son tomados por el mercado laboral para aprovechar sus capacidades”

 

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Informalidad, la perspectiva

 

 

Mientras unos luchan por encontrar trabajos que llenen sus expectativas, otros desisten de buscar en la educación un mejor futuro.

 

Estando en el momento de su historia en el cual tiene la mayor cantidad de población en edad productiva, México sólo tiene inscritos en preparatoria a 53% de sus jóvenes de 15 a 19 años cuando el promedio internacional es de 83%. El sistema expulsa a los chicos de la educación y los acerca a la informalidad, lamentó Gabriela Ramos.

 

“El sistema económico genera incentivos para que estos chicos salgan de las escuelas. Las familias no pueden seguir pagando su permanencia en el sistema educativo o porque con tantas demandas, con el nivel de pobreza que tiene el país, los chicos salen sin terminar su preparación simplemente porque encontraron una oportunidad laboral en el mercado informal, aunque sea insegura y tenga una duración muy corta. Después es muy difícil reincorporarlos al sector educativo”, lamentó.

 

Ahí están, pero no se nota 

 

Con un promedio de 800 horas anuales frente a grupo, los maestros de primaria sí están en las aulas; sin embargo, su presencia tiene un impacto muy limitado en la absorción de conocimientos y la calidad de la educación, reveló la OCDE.

 

Y esto se debe a que gran parte del tiempo lo invierten en labores administrativas. Pasa lo mismo con el presupuesto: de cada 100 pesos que el Estado mexicano invierte en la educación básica (preescolar, primaria, secundaria y preparatoria), 93 se utilizan para pagar sueldos.

 

Estas situaciones se irán arreglando con la reforma educativa, confió la funcionaria internacional, pero hay que tener paciencia.

 

“En la reforma educativa ha habido avances. Todos los elementos que habían sido diseñados en esta reforma se están moviendo, se están poniendo en marcha. Le tienes que arreglar la llanta al tren mientras avanza: el reto es muy importante, pero tanto como la oportunidad de hacerlo bien. México no debe olvidar que tiene la oportunidad de tener un país joven”.