El próximo año no se prevén cambios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) por los elevados costos que representarían para los países involucrados en materia comercial, de empleo e inversiones, consideró el sector privado.

 

El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) estimó que más allá de plantear escenarios caóticos, sería prudente considerar la posibilidad de una actualización del acuerdo comercial en América del Norte en favor de estas variables que resultan benéficas para los países integrantes del acuerdo.

 

Incluso habría que integrar algunas más como los temas de propiedad intelectual, laboral, medio ambiente y energía, entre otros, consideró en su publicación semanal “Análisis económico ejecutivo”.

 

El instituto de investigación y análisis del sector privado afirmó que es momento para que México evalúe las ventajas de ser una de las economías más abiertas del mundo e instrumente las medidas necesarias para fortalecer esta posición.

 

Señaló que aún no hay señales claras de las políticas que instrumentará Donald Trump como presidente de Estados Unidos a partir de enero del próximo año, pero la preocupación sobre lo que pueda llegar a lograr, ha generado un ambiente de incertidumbre.

 

Esto motiva, agregó, que los mercados financieros no puedan terminar de controlar los elevados niveles de volatilidad que muestran recientemente, y ha sido el factor principal sobre el cual se han apoyado las recientes correcciones en los pronósticos de crecimiento para el próximo año.

 

Consideró que el tema de mayor preocupación es el relacionado con los cambios propuestos en materia de intercambio comercial, que ha aumentado el nerviosismo por la posibilidad de tirar por la borda todos los beneficios que ha generado el TLCAN a sus integrantes desde el inicio de su operación.

 

Inversión, empleo, desarrollo tecnológico y precios más bajos, son algunos de los privilegios que se han obtenido de este acuerdo comercial, subrayó el CEESP.

 

Comentó que dada la elevada integración de la economía mexicana con la estadounidense, los especialistas y organismos especializados se han concentrado en tratar de ubicar cuál sería el efecto para la economía mexicana si Trump cumple con su propuesta de modificar la política comercial del TLCAN.

 

Sin embargo, precisó, hasta el momento solo se tiene la percepción cualitativa de que el impacto sería importante, pero el desconocimiento de las medidas concretas que pueda tomar el gobierno de Estados Unidos impide por ahora la estimación del efecto cuantitativo que pueda tener en el producto de México.

 

Aunado a esto, apuntó el organismo, pareciera ser que las autoridades de Estados Unidos desestiman un efecto importante de verse afectado el flujo comercial entre los dos países.

 

En este sentido, deberán considerar que México es el tercer país proveedor de bienes a la economía de Estados Unidos y también el tercero hacia donde esa economía dirige sus productos, intercambio que equivale a cerca de 500 mil millones de dólares al año, destacó.

 

Además, para aproximadamente 60 por ciento de los estados que integran la Unión Americana, Canadá o México ocupan el primer o segundo mercado de exportación más grande.

 

Expuso que muchas pequeñas empresas exportadoras americanas tienen a sus principales clientes en Canadá o México y bajo el TLCAN, y refirió que el comercio de Estados Unidos con sus dos socios comerciales ha apoyado a más de 140 mil pequeñas y medianas empresas.

 

A medida que el comercio de Estados Unidos se ha incrementado como resultado de los acuerdos comerciales, también lo ha hecho el número de empleos relacionados con el comercio, que incluso en algún momento ha crecido más rápido que los empleos estadounidenses en general.

 

“No hay duda del beneficio que también ha tendido la economía estadounidense en materia de empleos como resultado de la liberación comercial”, sostuvo el CEESP.

 

Un estudio solicitado por la Cámara Americana de Comercio sobre los efectos del comercio Estados Unidos con sus socios del TLCAN, indica que el comercio con Canadá y México apoya un total neto de casi 14 millones de empleos en Estados Unidos, de los cuales, casi cinco millones son apoyados por el aumento del comercio generado por este tratado.

 

Ninguna otra iniciativa emprendida por el gobierno de Estados Unidos ha generado empleos a una escala comparable a la del TLCAN, con excepción de la liberalización comercial multilateral iniciada en 1947, comparó el organismo.

 

En su opinión, las autoridades estadounidenses deben hacer una evaluación seria, alejada de decisiones viscerales, sobre el impacto que tendría para ese país dejar el bloque comercial de Norteamérica.

 

“Es claro que los costos serían elevados, dado el valor total que representa el intercambio comercial, como la cantidad de puestos de trabajo que de él dependen”, manifestó el CEESP.

 

Apuntó que un aspecto que se ve altamente favorecido por la apertura comercial es la inversión extranjera directa (IED), pues los flujos de recursos entre países estimulan el crecimiento y la creación de empleos, tanto en los países de origen como en los receptores de los recursos.

 

Expuso que de 1999 al tercer trimestre del presente año la inversión extranjera directa proveniente de Estados Unidos hacia México sumó 457 mil 230 millones de dólares.

 

Por otro lado, las ventas en México por parte de las filiales mayoritarias de Estados Unidos ascendieron a 43 mil 400 millones de dólares, mientras que las ventas en Estados Unidos de empresas mayoritariamente mexicanas sumaron siete mil 500 millones de dólares en 2013.

 

Consideró que estas cifras son las que hacen que la incertidumbre aumente cuando existe la posibilidad de alguna modificación unilateral en materia de apertura comercial.

 

Sin embargo, resaltó, también son la razón que reducen la posibilidad de un ajuste drástico en la relación comercial el próximo año, debido al costo que representaría para los países involucrados.

 

Hay que considerar que gran parte de los estados que integran Estados Unidos tiene como destino principal el mercado mexicano, además de que poco más de la mitad de la inversión extranjera en México proviene de empresas estadounidenses, que son las que pueden ser una parte fundamental en la defensa del TLCAN, comentó.

 

En opinión del CEESP esta posición, si bien no impide un periodo de cautela entre los inversionistas, tampoco significa que el capital extranjero tenga la intensión de salir de México.

 

OR