En el Senado se está gestando una rebelión. Y no es de un solo partido.

 

Senadores de distintas fuerzas políticas –incluidos priistas, panistas y perredistas– están “hartos” de que cuanto funcionario se les para enfrente, les saca el nombre del Presidente de la República para imponer criterios.
“Ahora cualquier achichincle llega y dice: ‘Es que el Presidente…’”, refieren.

 

Y órale, a tragarse cuanta petición traen los “enviados” en sus alforjas, sea cierto o no, que su petición es a nombre del Presidente.

 

Ése es su principal motivo de enojo. Pero no el único.

 

Los senadores están molestos también porque no los respetan, porque los funcionarios que se reúnen con ellos –sea en comisiones o con sus grupos parlamentarios– los maltratan y les mienten con descaro:

 

“Hacen como que nos escuchan, pero no nos escuchan; hacen como que nos informan, pero no nos informan; hacen como que rinden cuentas, pero nomás nos ven la cara…”.

 

Ello ocurre incluso en las comparecencias formales, en las que supuestamente juran decir la verdad.

 

Y ya no hablemos del desdén con que algunos funcionarios los tratan, como trascendió del encuentro que tuvo el recién estrenado secretario de la Sedesol, Luis Miranda, durante una cena con el grupo parlamentario del PRI.

 

Otra de las razones del malestar de los senadores es la falta de respeto a ellos mismos desde la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política, por su incapacidad para organizar debidamente el trabajo parlamentario y simplemente los tienen horas y horas esperando para terminar cancelando incluso comparecencias importantes.

 

Ayer fue uno de esos días: citaron a sesión a las diez de la mañana dizque para sacar adelante la elección de los siete nuevos magistrados del Tribunal Electoral, para después, a las 12:00 horas, iniciar la comparecencia del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

 

Y pues dieron las diez, y las once, y las doce y la una de la tarde… y nomás no iniciaba la sesión porque estaban entrampados con cuáles de los jueces serían de nueve años.

 

El titular de la Segob estaba a la espera de que le informaran el momento en que podía ya hacerse presente. Su personal de prensa estaba listo aguardándolo en el estacionamiento. Su nuevo subsecretario, René Juárez Cisneros, lo mismo saludaba a ex compañeros de curul.

 

Pero he aquí que la comparecencia terminó por cancelarse. O por posponerse, pues.

 

Lo mismo ocurrió hace una semana con la canciller Claudia Ruiz Massieu. La tuvieron esperando durante más de una hora y finalmente se pospuso su comparecencia porque, como diría el senador perredista Miguel Barbosa, el tema del derecho a huelga “traía de las greñas” a algunos líderes obreros y había que tranquilizarlos.

 

En fin, razones no les faltan para traerlos “malhumorados”. Y sí, ya están hablando de rebelarse; sobre todo a los que llegan con aquello de que “es que el Presidente…”.

 

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GEMAS. Obsequio de Andrés Manuel López Obrador: “Salinas apoyó a Bush en campaña y Calderón, a McCain; ahora juntos con Claudio X. y sus achichincles dicen que soy como Trump. No manchen”.