El pilar castrense sobre el cual se forjó una de las organizaciones criminales más sangrientas y eficaces del país, está prácticamente en la ruina.

 

Con la muerte de Galdino Mellado Cruz, alias El Mellado, el pasado 12 de mayo en Reynosa, Tamaulipas, suman 29 los ex militares detenidos o abatidos que desertaron del Ejército mexicano a finales de los noventa para fundar a Los Zetas.

 

En proporción, se trata de casi 80% del grupo castrense que conformó en un inicio a la banda criminal, la cual logró como brazo armado del Cártel del Golfo (CDG) frenar los intentos de grupos rivales por apoderarse de las rutas de tráfico en el noreste del país. Años más tarde, se convertirían en un cártel independiente dedicado también a la extorsión, el secuestro, y otros delitos.

 

Investigaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) permitieron identificar, a finales de la década pasada, a 37 ex militares fundadores de Los Zetas. De ellos quedan únicamente ocho integrantes que no han sido detenidos o abatidos, por lo que se presume que continuarían con vida aunque en algunos casos hay pocos indicios de sus actividades y nivel operativo.

 

Se trata básicamente de lugartenientes de una segunda y tercera línea de mando de Los Zetas. Entre ellos destacan Carlos Vera Calva, alias El Z-7 o Z-17; Rogelio Guerra Ramírez, alias El Guerra, Prisciliano Ibarra Yepíz, y Benjamín Torres Sosa, quienes participaron en operaciones en varios estados del país en los primeros años de la banda criminal, siguiendo las órdenes de Heriberto Lazcano.

 

Estos cuatro ex militares han sido reconocidos también por Estados Unidos como miembros de estructura de Los Zetas y fueron incluidos en la lista negra del Departamento de Tesoro que impide realizar cualquier negocio con ellos.

 

Los otros militares fundadores de Los Zetas que no han sido detenidos ni se tiene reporte de su muerte son Daniel Enrique Márquez Aguilar, alias El Chocotorro; Eduardo estrada González; Jorge López Pérez, alias El Chuta, y Leopoldo Flores Soto.

 

Las autoridades presumen que en la mayoría de los casos, dichos delincuentes mantienen un perfil bajo en la actualidad. No se tiene conocimiento que alguno de ellos se haya integrado al CDG tras la ruptura ocurrida en el 2009. Todos cuentan con órdenes de aprehensión vigentes.

 

Los caídos

 

Once de los desertores del Ejército que fundaron al grupo paramililitar de Los Zetas ya están muertos. Entre ellos destaca Arturo Guzmán Decena, alias El Z-1, originario de Puebla, quien fue un soldado destacado, lo que le valió integrarse al Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), antes de desertar y convertirse en el primero de los “Zetas”. En noviembre del 2002 El Z-1 murió en un restaurante de Matamoros tras un enfrentamiento con el Ejército.

 

Tras la caída de Guzmán Decena, el liderazgo de Los Zetas pasó a manos de Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca, conocido también como El Verdugo por su gusto por la decapitación. El ex militar retuvo el liderazgo del grupo e impulsó su expansión tras la ruptura con el CDG. El 7 de octubre del 2012 en Progreso, Coahuila, soldados lo abatieron en un tiroteo.

 

El último ex militar fundador de Los Zetas que perdió la vida fue Galdino Mellado Cruz, El Mellado, quien murió el viernes pasado en un choque con el Ejército en Reynosa.

 

Por otro lado suman 18 ex militares fundadores detenidos hasta el día de hoy. Algunos de importancia significativa como Alejandro Lucio Morales, alias El Z-2, que se convirtió en testigo protegido, y otros como Jesús Enrique Rejón Aguilar, El Mamito, fueron extraditados a Estados Unidos para ser procesados.

 

CDG gana terreno

 

Un análisis de la organización especializada en crimen organizado con sede en Washignton Insight Crime, advierte que la pérdida en el liderazgo de Los Zetas, tras la caída de sus líderes como El Lazca y otros militares, ha erosionado al grupo facilitando al CDG retomar posiciones por lo menos en Tamaulipas.

 

Insight Crime considera que la “base militar” de Los Zetas se ha diluido, perdiéndose estructura de mando en el grupo, al tiempo que grupos rivales ya han adoptado sus tácticas.

 

“Como lo muestra los recientes hechos de violencia en Reynosa, el resurgente pero similarmente fracturado Cartel del Golfo se ha reinsertado en territorio hasta antes disputado o controlado por los Zetas.