HONG KONG. Desafiando a los llamamientos para dispersarse en su pulso contra la decisión de Beijing de limitar las reformas democráticas en el centro financiero de Asia, miles de manifestantes no abandonan la región financiera de Hong Kong para protestar por la injerencia del presidente chino Xi Jinping en las elecciones locales de 2017.

 

 

Policías antidisturbios se retiraron del escenario de caóticos enfrentamientos alentados por el uso de gas lacrimógeno que comenzaron la noche antes y el gobierno pidió a los manifestantes, liderados por estudiantes, que se dispersaran pacíficamente.

 

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Pero los manifestantes – cuyo uso de paraguas, envolturas de plástico y otras defensas improvisadas ha llevado a algunos a calificar el movimiento como “revolución del paraguas” – seguían acampados en una calle normalmente muy transitada cerca de la sede gubernamental de Hong Kong. Quienes apoyan las protestas emplean ese término en redes sociales.

 

 

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La policía intentó negociar antes, con un agente pidiéndoles a través de un megáfono que despejaran la vía para el resto de ciudadanos. Un manifestante, empleando el sistema de altavoces del grupo, respondió diciendo que querían que el jefe ejecutivo de Hong Kong, Leung Chun-ying pida una verdadera elección para los votantes de la región semiautónoma.

 

 

“Hagan algo bueno por Hong Kong. ¡Queremos una democracia real!”, gritó.

 

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China ha calificado las protestas de ilegales y respaldó la represión del gobierno de Hong Kong. Los enfrentamientos, cuyas imágenes han recorrido el mundo, están minando la imagen de la ciudad como refugio financiero seguro y elevaron el nivel del enfrentamiento con el gobierno del presidente Xi Jinping. Beijing ha tomado una línea dura hacia las amenazas contra el monopolio de poder del Partido Comunista, incluyendo medidas drásticas contra disidentes y musulmanes separatistas uigur en el extremo oriental del país.

 

 

 

Las multitudinarias protestas son, hasta el momento, el desafío más serio a la decisión tomada el mes pasado por Beijing para rechazar la nominación abierta de candidatos en las directrices para la primera elección del líder de Hong Kong, prometidas para 2017. En su lugar, los aspirantes deben ser seleccionados por un comité formado en su mayoría de multimillonarios locales partidarios de Beijing, una medida que muchos residentes consideraron un rechazo a las promesas de permitir mayor democracia en el territorio semiautónomo.

 

 

Y con los rumores extendiéndose, Leung – que cuenta con el respaldo de Beijing pero es profundamente impopular entre el pueblo – volvió a asegurar a la ciudadanía que la posibilidad de una intervención del ejército chino era falsa.

 

 

“Espero que la gente mantenga la calma, que no se deje engañar por los rumores. La policía se esforzará para mantener el orden social, incluyendo la garantía de tráfico fluido y seguridad en la vida pública”, dijo Leung. “Cuando realizan sus funciones, utilizan su máxima discreción”.

 

 

Esto se produjo horas después de que, el domingo por la noche, la policía lanzara latas de gas lacrimógeno a la multitud. Los humos provocaron la huida de los manifestantes, aunque muchos regresaron al instante para continuar con su protesta. El gobierno dijo que 26 personas fueron trasladadas a hospitales.

 

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¿Cómo se abrieron los paraguas?

 

 

HONG KONG. A pesar de las promesas de 1997, cuando China recuperó Hong Kong, el régimen chino no ha dictaminado reformas que establezcan el sufragio universal en la ex colonia británica.

 

El pasado 1 de julio, durante la tradicional manifestación para conmemorar el aniversario del retorno de Hong Kong a China, cientos de miles de personas se manifestaron para exigir plena libertad democrática y unos 511 manifestantes, 351 hombres y 160 mujeres, fueron arrestados.

 

El 31 de agosto, grupos prodemocráticos lanzaron una campaña de “desobediencia civil” y como respuesta, al día siguiente, el Gobierno chino ratificó que no habrá sufragio universal en las elecciones de 2017, mientras agrupaciones opositoras anunciaban una nueva convocatoria de protestas y huelgas, entre otras medidas. A continuación, miles de estudiantes iniciaban el pasado lunes 22 una huelga de cinco días sin precedentes en Hong Kong.

 

Desde entonces miles de personas siguen concentradas en el centro sentados o durmiendo en las calles, fuertemente vigilados por las fuerzas policiales.

 

Los dirigentes de las protestas son, entre otros, Benny Tai, líder del movimiento OC, y Joshua Wong, de 17 años, fundador de “Scholarism”, la agrupación estudiantil que inició las concentraciones, y que cuentan con miles de seguidores entre los manifestantes que reclaman a Pekín elecciones democráticas sin restricciones en 2017.

 

Tras dos años de negociaciones, en 1984, la primera ministra británica Margaret Thatcher firmó junto al líder chino Deng Xiaoping, el acuerdo de traspaso de soberanía de la ex colonia que, el 1 de julio de 1997, recuperó China.

 

Sobre la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK), el gobierno de Pekín se comprometió a mantener un alto grado de autonomía, a excepción de los asuntos de defensa y exteriores. El denominado Comité de Selección eligió a Tung Chee-hwa como jefe del ejecutivo de Hong Kong.

 

Las primeras elecciones bajo administración china se celebraron en 1998, con un polémico sistema electoral que sólo contemplaba la elección por sufragio de 20 de los 60 escaños del Consejo. Tras estas elecciones, Tung Chee-hwa continuó como jefe del Gobierno, siendo reelegido en el 2000.

 

Dos años más tarde, en 2002, Chee-hwa, se aseguró otros cinco años al frente del Gobierno con el apoyo del Comité Electoral.

 

Sin embargo, en 2005, dimitió tras la falta de confianza de la cúpula de Pekín ante cuestiones como la crisis económica de 1997, la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo y Grave de 2003, o las masivas manifestaciones de hongkongueses pidiendo elecciones democráticas (en 2003 y 2004).
A continuación, Donald Tsang fue nombrado oficialmente por el Consejo de Estado chino, y en 2007, renovó su cargo.

 

En los pasados comicios de marzo de 2012, Leung Chun-Ying fue respaldado por Pekín y se convirtió en el tercer presidente de Hong Kong desde su traspaso a China.

 

Las protestas actuales son las más importantes desde las registradas a finales de 2002, en Hong Kong. Entre noviembre y diciembre, miles de personas se manifestaron contra la ley anti subversión promovida por el Gobierno a la que denunciaron como un atentado contra los derechos civiles y las libertades.