El pasado fin de semana y aun la noche de este lunes, usuarios de telefonía móvil de una muy importante firma se quedaron sin servicio en por lo menos cuatro delegaciones de la Ciudad de México. La causa de la interrupción, según reportaron representantes de la telefónica, se debió a obras de mantenimiento de la red de fibra óptica que se efectuaron sin previo aviso por parte de la empresa.

 

Casos como este suelen usarse como ejemplos para demostrar las diferencias de contenido de las dos ramas a los que recurre la ciencia para comunicarse con la sociedad: la divulgación científica y el periodismo de ciencia. Se dice, por ejemplo, que si los mensajes se centran en la explicación del funcionamiento de la telefonía celular para despertar las vocaciones científicas o tecnológicas entre las personas o para mostrar las innovaciones tecnológicas más recientes, entonces se trata de divulgación científica.

 

En tanto, si la intención es informar a la gente sobre posibles impactos a la vida cotidiana o la su salud por el mal uso de teléfonos celulares, por ejemplo la contaminación que podríamos ocasionar si tiramos a la basura nuestro aparato móvil cuando ya no sirve, entonces hablamos de periodismo de ciencia.

 

Alrededor del uso de los teléfonos móviles o celulares han girado mitos que se han enraizado entre la población. El más notorio ha llegado hasta prohibir el uso de celulares cuando se está en una gasolinería: primero, se decía que el teléfono podría producir chispas; después, que podría alterar el funcionamiento de las máquinas despachadoras. Actualmente, los temores, en su mayoría totalmente infundados, se centran en que estos aparatos podrían provocan ciertos tipos de cáncer, sordera o afectar el ritmo cardiaco o el funcionamiento de marcapasos.

 

La telefonía móvil se ha desarrollado para hacer más práctica, dinámica y confortable la vida. Aunque sus bases tecnológicas existen desde hace unos 100 años, junto con el descubrimiento de la radioelectricidad y el posterior invento de la radio (que en sus primeros años fue llamada precisamente radiotelefonía), no fue sino hasta la década de los 80, en el siglo pasado, cuando las necesidades de una comunicación cada vez más intensa detonaron el crecimiento de la poderosa industria de las llamadas tecnologías de la información y la comunicación (TICs), que ha sido puesta a prueba muchas veces.

 

Precisamente, cuando deseamos conocer la efectividad de cualquier sistema ( tecnológico, político, cultural) no hay como romper una regla. Si no pasa nada, es que el sistema no funciona. En cambio, si se produce una crisis, el sistema demuestra su capacidad y vigencia.

 

Llevado esto a la sorpresiva suspensión del servicio de la red de telefonía móvil en días pasados, resulta totalmente comprensible el cuestionamiento que los usuarios se hacen sobre la relación cliente-empresa y sus dudas acerca de si habrá algún tipo de indemnización o reposición por las pérdidas que ocasionó tal desperfecto; o si tendrán que conformarse con el consabido: “usted dispense”, especialmente porque en México los usuarios pagan una de las tarifas más altas por este servicio en el mundo.

 

Si le interesa, tanto la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) como la Procuraduría de Defensa del Consumidor (Profeco) disponen de líneas para presentar recursos de queja en sus portales de Internet.

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