El saqueo arqueológico es común en todo el mundo, desde los sitios de nativos americanos hasta los palacios de la selva en Camboya, sin embargo, los Siria e Irak se encuentran en gran riesgo debido a la amenaza que representa el Estado Islámico (EI).

 

Según explica a The New Yorker el director de investigación del Centro Cultural Heritage Penn, en la Universidad de Pennsylvania Museum, Brian Daniels, el EI ha aumentado su saqueo durante las últimas semanas en áreas que no están en la mira de los ataques aéreos.

 

Aunque el grupo terrorista había mantenido este negocio principalmente permitiendo la excavación de estos lugares a habitantes locales a cambio de una parte de las ganancias, actualmente ha comenzado más excavaciones para tener un mayor control sobre el trabajo y los beneficios.

 

De 2003 a 2006, un periodo especialmente violento en la zona, los saqueadores organizados aprovecharon el caos para robar muchos sitios, especialmente los del sur de Irak.

 

Daniels incluso sospecha que gran parte del trabajo lo están llevando a cabo arqueólogos profesionales ayudados de grupos iraquíes con experiencia en la excavación, esto basado en las fotos.

 

También asegura que EI no es el único grupo involucrado en esta mafia, pues tiene conocimientos de sitios controlados por el régimen de Bashar Al Assad dedicados a la venta en el mercado negro en Turquía.

 

La mayoría de los objetos recabados de este delito, como pueden ser monedas de oro y  plata, mosaicos, figuras, joyas, sellos cilíndricos y tabletas, terminan en venta en ciudades cercanas a la frontera turco-siria.

 

Aunque la mayoría de las piezas pueden a llegar a costar algunos cientos o miles de dólares en el mercado negro, en 2007 una escultura del león de Mesopotamia de cinco mil años de edad y hecho de piedra caliza, fue subastada en Nueva York por 57 millones de dólares, que es lo que hace rentable la excavación.

 

Aunque parece un problema difícil de controlar debido a la violencia con la que este grupo maneja sus negocios,Daniels confía en que los datos recabados por él y otros especialistas en el tema puedan servir para recuperar algunos objetos históricos y llevar ante la justicia a los saqueadores, “Estamos haciendo lo que podemos. Aunque sea pequeño, la gente sabe que alguien se preocupa por esto”, concluye para la publicación.