El martes 4 de septiembre de 2012, el presidente ejecutivo de Banco Santander México, Marcos Martínez Gavica, volteó a ver a su encargado de relaciones públicas mientras le decía a la reportera: “Tendría que saber antes que nadie de esto, ¿no es así? No sé absolutamente nada de lo que me estás hablando”. Cortó tajante la entrevista y se fue.

 

Era un día de fiesta para el grupo español. Emilio Botín, presidente de Santander, estaba a unos pasos. Vino hasta la Ciudad de México para dar detalles de lo que representará la colocación de acciones de su empresa en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y el New York Stock Exchange (NYSE).

 

De acuerdo con el folleto que entregaron a la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos, los títulos estarán entre 10.99 y 12.70 dólares, por lo que comenzaron a valorar a Santander México en un máximo de 17 mil 235 millones de dólares. Altas autoridades mexicanas también estaban presentes en la reunión, festejaban que los españoles quisieran hacer más negocios en México. Todo eran sonrisas y halagos, hacían ver que Santander, que está sufriendo una fuerte crisis en España, le hacía un gran favor a esta nación con sus intenciones de ampliar sus operaciones.

 

“Es una maravillosa noticia, que la reforzará como una institución mexicana y permitirá que los inversionistas en México, especialmente Afores, participen en la banca mexicana en los próximos años”, dijo Guillermo Babatz, presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). “Provocará un escrutinio público muy útil para quienes supervisamos al banco”.

 

En medio de esta alegría y promesas de mayor transparencia, 24 HORAS preguntó por la demanda interpuesta por las herederas de Roberto Garza Sada Jr. en contra de Grupo Financiero Santander, Banco Santander, Sociedad Anónima, Banco Santander México y Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, en su carácter de principal accionista de la institución; Ana Patricia Botín-Sanz de Autuola y O´shea; Emilio Botín-Sanz de Sautuola y O´shea, y de Francisco Javier Botín-Sanz de Sautuola y O´shea. Los directivos dijeron desconocer el juicio mercantil que está vigente, por lo menos, desde mayo de este año, y que involucra a una de las familias más acaudaladas de esta nación. Uno de los apellidos con más peso en el país. Un icono de negocios y poder, trabajo y fortuna.

 

En el prospecto de colocación que entregaron a la SEC, los españoles explican que enfrentan varios problemas que les pueden hacer perder dinero. Advierten a sus potenciales inversionistas que tienen abiertas demandas legales y que no saben cuánto les costará solucionarlas en un futuro. Pero creen que han hecho las reservas adecuadas para anticiparse a los costos en que incurrirán. Hasta el 30 de junio de 2012, guardaban mil 323 millones de pesos (unos 99 millones de dólares) como provisión.

 

Sin embargo, esos 99 millones de dólares que guardan claramente indican que no están tomando en cuenta la demanda de María del Carmen Garza Delgado de Celada, Gabriela Garza Delgado de Vivanco y Viviana María Garza Delgado, quienes calculan que el banco les debe pagar más de mil millones de dólares por el fideicomiso que su padre les dejó en herencia y que desapareció sin explicación de las manos de Santander.

 

De acuerdo con las resoluciones del expediente, del cual 24 HORAS tiene copia y está fechado el 27 de agosto de 2012, ya fueron notificados los Botín-Sanz y el Banco Santander.

 

La herencia

 

El origen de la fortuna de los Garza Sada se remonta a Isaac Garza Garza, quien fundó la Cervecería Cuauhtémoc.

 

Isaac se casó con Consuelo Sada Muguerza y nacieron Consuelo, Isaac, Angelina, Eugenio, Rosario, Roberto, Carmen y Amparo.

 

Eugenio y Roberto fueron dos de los que más destacaron en el negocio familiar, diversificando su poder con otras empresas: Hojalata y Lámina, Empaques de Cartón Titán, Banca Sefín y Televisión Independiente de México.

 

Roberto Garza Sada, quien murió en 1979, estudió en el MIT y las empresas que encabezó dieron impulso a Monterrey como una de las ciudades industriales más prósperas, dejando una gran herencia a sus hijos Roberto, Margarita, Dionisio, Bernardo y Armando.

 

Roberto Garza Sada Jr. se casó con María del Carmen Delgado Lozano y tuvieron cuatro hijos: Roberto, María del Carmen, Gabriela y Viviana.

 

“Nuestro padre, el señor Roberto Garza Sada, falleció en el Municipio de San Pedro Garza García, Nuevo León, el día 14 de agosto de 2010, ampliamente conocido por la comunidad como un empresario exitoso y de los más prominentes del país, integrante de una familia fundadora de grandes empresas y corporaciones conocidas como Grupo Femsa, Vitro, Cydsa, Grupo Alfa, entre otras y de solvencia económica reconocida en el medio empresarial, quien no obstante su capacidad financiera siempre prescindió de lujos y ostentaciones, llevando una vida cotidiana como cualquier padre de familia tradicional residente en San Pedro Garza García, Nuevo León”.

 

Lo anterior forma parte del expediente 831/2011, correspondiente a la demanda interpuesta contra Banco Santander.

 

“(…) El único hijo varón fue nuestro hermano el señor Roberto Garza Delgado, quien siempre influyó en las decisiones más trascendentes que pudo haber tomado nuestro padre, a tal grado, que las suscritas comparecientes, por nuestra condición de mujeres, estuvimos siempre al margen de los negocios de nuestro padre, además nuestro hermano Roberto influía notoriamente en su voluntad, ocultándonos siempre las decisiones que se tomaban sobre el patrimonio familiar”.

 

Recuerdan que a la fecha se encuentran en conflicto judicial por la tramitación del juicio testamentario de su padre, pues consideran que Roberto Garza Delgado, en su carácter de albacea designado, no ha cumplido con el encargo conferido. Por eso han pedido su revocación.

 

“Por los problemas personales con nuestro hermano Roberto, relacionados con la herencia, desconocíamos, entre otras cosas, el patrimonio que integra el acervo hereditario; en tal virtud, decidimos iniciar nuestras propias investigaciones para localizar los bienes muebles e inmuebles, cuentas bancarias, inversiones y demás, a nombre de nuestro difunto padre con el fin de que fueran incluidos en la masa hereditaria y distribuidos equitativamente entre los legítimos herederos”.

 

En esa búsqueda encontraron un fideicomiso con 10 millones 700 mil acciones comunes nominativas de Grupo Industrial Alfa, registrado ante Santander con el número 48990-0. Por un split -desdoblamiento del número de acciones-, se convirtieron en 36 millones 992 mil 733 papeles comunes del grupo.

 

Luego de varios meses de investigar, se dieron cuenta de que solamente quedan 292 mil 733 acciones en la cuenta. Acusan a Santander por la extracción de patrimonio que aseguran era para repartirse entre cuatro y que calculan hoy vale más de mil millones de dólares.

 

Ahí comenzó el pleito con el banco.

 

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