En el beisbol nunca puede decirse cuál es el último lanzamiento de un pícher que está cerrando el juego. Salvador Pérez fue el último enemigo, el número 16 desde que Madison Bumgarner salió al relevo por los Gigantes en la quinta entrada, y prolongó la agonía bateando de foul. En la antesala esperaba Alex Gordon, quien en su turno logró un hit que por un error del jardinero central Gregor Blanco, lo llevó hasta la tercera base, a 30 metros de empatar el duelo que ganaba San Francisco 3-2 a Kansas City.

 

Los Reales murieron con el último tablazo, que salió para territorio de foul, y voló para quedar a la mano de Pablo Sandoval. Ya sólo fue cosa de asegurar el último out y tirarse panza para arriba, cosa que al Kunfu Panda no se le dificulta, y así los Gigantes de Nueva York consiguieron el título, el tercero en cinco años en el máximo circuito del beisbol mundial, marcando sin duda una dinastía.

 

Los Reales no pudieron con el relevo de Bumgarner, intratable siempre que se paró en la lomita. Los números en este deporte no mienten, el promedio de efectividad (ERA) de Bumgarner en la Serie Mundial es nanométrico, apenas 0.49. Eso significa que no permitió ni siquiera media carrera cada nueve entradas que lanzó. Para dimensionarlo, el abridor de los Reales y perdedor del juego, Jeremy Guthrie alcanzó una ERA de 5.4.

 

Así, Bumgarner se anotó su tercera victoria en los cuatro duelos que ganó su equipo en la Serie Mundial y desde luego, fue nombrado el Jugador Más Valioso.

 

El pícher de los Gigantes hizo pedazos el récord de Curt Schilling de más entradas lanzadas en una postemporada, que era de 48.1 y quedó en 52.2. Así, Bumgarner sumó la friolera de 270 inning lanzados en la temporada de 2014, un número excepcionalmente alto pues el promedio ronda los 200.

 

Sandoval fue el otro destacado del encuentro. El dominicano fijó un récord de 26 hits en una postemporada, 12 de ellos en la Serie Mundial. El Kunfu Panda muy probablemente jugó su último partido con San Francisco, pues será agente libre y volará en pos del mejor salario posible.

 

La jugada determinante del encuentro acaso fue una de doble play, una joya defensiva en la tercera entrada, cuando el juego estaba empatado 2-2 y los Reales pudieron ponerse en posición de conseguir un racimo. El segunda base Joe Patnik hizo una atrapada espectacular a un batazo de Eric Hosmer, para iniciar la doble matanza lanzando el balón a su compañero Brandon Crawford desde el guante. Hubo que recurrir al video por primera vez en un Clásico de Otoño para determinar si Hosmer había llegado a salvo a la primera base.

 

Con esta derrota, los Reales prolongarán la sequía que lleva ya 25 años y se convirtieron en el primer equipo que pierde en casa en un séptimo juego de Serie Mundial en 35 años.