La mexicana Salma Hayek hizo revelaciones importantes al confesar que también fue víctima de acoso por parte del productor Harvey Weinstein. Sucedió durante la pre-producción de la cinta Frida, en el año 2001, cuando en repetidas ocasiones él intentó entrar a su habitación. Le proponía que se bañaran juntos, que dejara que él la viera mientras se duchaba y mil insinuaciones más, pero ella nunca hizo caso.

 

La actriz inició su texto diciendo que Harvey era un cinéfilo apasionado, aventurado, promotor de nuevos talentos, era amoroso y al mismo tiempo “era un monstruo”.

 

El rumor sobre las costumbres del productor empezó a correr, solía perseguir a sus actrices con propuestas indecorosas. Ashley Judd sabía del tema, Salma se lo había contado.

 

La mexicana pensó que era una prueba superada, que ya había cerrado el capítulo; de hecho, no quería hablar públicamente del tema, ya que ya había mucha gente involucrada y no pensó que decirlo fuera importante. Al final, la verdad ya había salido a la luz.

 

Hayek no quería explicarle a su gente porqué había callado cuando fue acosada y porqué seguía manteniendo una relación cordial con una persona que le había hecho tanto daño; tampoco deseaba dar a conocer los detalles: estaba apenada.

 

Al ver que tantas mujeres se atrevieron a decir lo que Harvey había hecho, tuvo que enfrentarse a sí misma y descubrir que su historia de dolor también era importante para los demás.

 

Weinstein le dijo miles de veces que ella no era nadie. Ahora comprende que es un error aceptar todo tipo de acoso, pero no entiende como la sociedad votó por un presidente que fue acusado de acoso y abuso sexual por una decena de mujeres.

 

Pasaron 14 años de que Salma salió de Veracruz hasta que brilló en las telenovelas mexicanas. Se fue a Estados Unidos, e hizo películas como Desperado y Un impulsivo y loco amor, hasta que Frida se le metió en la cabeza.

 

En ese entonces, Harvey era el mago de la nueva ola del cine. Ella eligió a Frida Kahlo porque fue una mujer que tuvo el valor de  expresarse y de ignorar a los escépticos. Se le ocurrió que el imperio de Weinstein era una gran opción, pues estaba al frente de Miramax: una empresa dinámica, que buscaba proyectos nuevos y apostaba por rostros distintos. Hayek lo conoció gracias a Robert Rodriguez y a la productora Elizabeth Avellan, su esposa en ese momento. Piensa que su amistad con ellos, y con Quentin Tarantino y George Clooney, la salvó de ser violada. Para ella, en ese momento, la parte económica no era importante, su interés era poder hacer una carrera prometedora y al ofrecer su proyecto, empezó la persecución. Cierra su interesante narración, diciendo que “los hombres acosan porque pueden y ahora pasado el tiempo, las mujeres hablan porque ya se puede”.

 

 

Hay más…, pero hasta ahí les cuento.