Como parte de la recuperación de la delegación Cuauhtémoc que me comprometí a emprender, hoy, habitantes y transeúntes pueden circular por calles repavimentadas e iluminadas, banquetas reconstruidas; jardines, plazas y kioscos rehabilitados y limpios; escuelas, casas o bibliotecas recién pintadas, señalización vial, remozamiento de mercados, deportivos y espacios públicos, todo esto en poco más de 20 meses de gobierno.

 

Estas acciones de mejora a la imagen urbana son prueba fehaciente de lo que estamos haciendo en la demarcación más importante y compleja de la Ciudad de México, pues una de nuestras obligaciones como autoridad es la transformación del entorno a favor del bienestar social.

 

Así, nuestra labor ha comenzado a reflejarse en las colonias, con acciones significativas para la vida comunitaria, como la aplicación de pintura en fachadas de 175 calles de 27 colonias; el balizamiento vehicular, peatonal y restrictivo en 233 calles de 30 colonias, así como la ejecución de más de mil labores de mantenimiento preventivo y correctivo, consistentes en trabajos de albañilería, herrería, carpintería y plomería, en escuelas, bibliotecas, Centros de Desarrollo Infantil y casas de cultura de 28 colonias.

 

Parte importante de la transformación de la imagen urbana ha sido la disminución de tiraderos a cielo abierto: hasta el momento hemos erradicado 250 de ellos en 10 colonias, lo cual se consiguió reforzando la recolección de basura por las noches con brigadas emergentes. Además, hemos convertido otros tiraderos en espacios públicos agradables y que fomentan la convivencia armónica, como lo hicimos en las calles Nezahualcóyotl e Igualdad hace unos días en el Centro Histórico o, bien, la inauguración el 7 de julio pasado de la galería al aire libre en la calle Artículo 123, en la misma zona, en un tramo que dejó de ser intransitable para convertirse en un espacio de expresión cultural. Así lo hemos realizado en otros 15 sitios más.

 

Pero dejemos de lado los números, que pueden no significarnos nada, y privilegiemos lo visible: al testimonio de quienes se han beneficiado o han constatado ya estos primeros cambios, que nos respaldan.

 

Falta mucho por hacer, no es debatible. El abandono y el deterioro de la demarcación eran alarmantes y el presupuesto, insuficiente, para resolver las innumerables demandas y exigencias ciudadanas que tenían años de desatención. Aun así, continuaremos recogiendo las inquietudes y peticiones de quienes viven, transitan o trabajan en la Cuauhtémoc, y hoy podemos confirmar que con voluntad, esfuerzo y un eficiente manejo presupuestal es posible mejorar la calidad de vida de las personas.

 

En la delegación Cuauhtémoc seguimos trabajando, como lo hemos hecho, sin pausa, desde hace 20 meses, cuando la confianza ciudadana se depositó en nuestra propuesta por un cambio verdadero. Los resultados habrán de consolidarse en un esfuerzo corresponsable gobierno-ciudadanía, para vencer inercias y desafíos.

 

caem