Es muy genuino que, pasando el shock inicial de los terremotos, los aficionados al automovilismo comiencen a cuestionar si es viable el Gran Premio de México del próximo mes de octubre.

 

Aunque la emergencia nos reclama atender prioridades como búsqueda y salvamento, así como protección de los afectados y población en general, los temas de la vida diaria deben comenzar a resurgir poco a poco.

 

En ese sentido tuve experiencia tras el sismo de 1985 cuando trabajaba para la radio, en la cadena Notisistema Inforjal, y de pronto, días después de haber entrado emergentemente a reportear el desastre del multifamiliar Juárez, o del Centro Médico, mis asignaciones como reportero de deportes giraron en torno al Mundial 86.

 

Inspecciones a los estadios, al centro de prensa, conferencias de Guillermo Cañedo y su equipo, tuvieron que entrar a la escena informativa porque el compromiso estaba a la vuelta de la esquina.

 

Por aquellos días todo corría muy lentamente, si comparamos con estas duras horas que enfrenta el país. No había telefonía, en muchos casos tampoco energía eléctrica, y casi faltaba hasta la televisión que estaba duramente golpeada. La radio fue el medio de comunicación por excelencia.

 

¿Una idea de cómo se movilizaron las cosas en el 85?, te la puedo contar así: en la tercera noche tras el terremoto del 19 de septiembre fui al periódico El Heraldo de México para ayudar a mi padre, y me asignó hacer una relación de los empleados de la sección deportiva para publicarla en una página y, a través de ella, sus familiares supieran que estaban trabajando. Muchos no habían podido llegar a sus hogares. El aviso llegaría tres días después o más.

 

La realidad de hoy es otra, totalmente diferente. Apenas unas horas después del sismo cuando valientes rescatistas improvisados y militares comenzaban a luchar contra el tiempo y la tragedia, supimos que el autódromo Hermanos Rodríguez no tiene daños.

 

El escenario estaría listo desde ya, pero falta ajustar el tema servicios, que no es cosa menor. Sin embargo, todo se ha movido muy rápido esta vez, más eficazmente en muchos sentidos, al contrario de lo que ocurrió en el 85 cuando todo el mundo dudó de que los mexicanos pudieran organizar un Mundial de futbol, rescatándolo en unos cuántos meses.

 

En estas horas, la prioridad es la vida de nuestros hermanos en los estados dañados y en la ciudad de México, pero no dudaría que en breve existan definiciones que ofrezcan la certeza que se necesita para celebrar el Gran Premio y en general para volver a la vida regular.

 

Mientras eso llega, mi corazón agradece humilde y profundamente tu acción, tu trabajo, tu salida a las calles, el sudor y la sangre que has puesto al servicio de los demás. #FuerzaMéxico

 

caem