Después de las elecciones del 5 de junio pasado –en las que el PRI fue derrotado en siete de las 12 gubernaturas que se disputaron–, las relaciones “se tensaron” entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y Acción Nacional.

 

Se hablan poco. Apenas cruzan opiniones sobre temas específicos: el conflicto con la CNTE, por ejemplo; pero la fluidez del diálogo y la confianza que se tenían anteriormente se perdieron.

 

“No está rota la interlocución, pero es un diálogo de partido de oposición, no de sucursal del gobierno”, describen fuentes del blanquiazul.

 

Ven al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, bajo “fuego amigo”; y consideran que Peña Nieto “aún no se ve derrotado”, a pesar de los resultados electorales y de su bajísima popularidad.

 

Desde su perspectiva, el Presidente todavía se la va a jugar en el Estado de México, su tierra natal y la entidad con mayor padrón electoral, antes de buscar una negociación con el PAN con miras a la entrega del poder.

 

En ese ínter, con la elección del Edomex el año entrante como piedra de toque, será crucial la posición que asuma el PRD: si hace alianza con el PAN o si va solo.

 

La alianza PAN-PRD tiene posibilidades de arrebatarle al PRI ese gran bastión que significa el Estado de México. Más, si Josefina Vázquez Mota va como su candidata.

 

Si el PRD decide no aliarse al PAN, estaría dando una oportunidad para que el PRI mantenga el poder.

 

¿Qué tan factible se ve que el Sol Azteca rehúya la alianza con el PAN?

 

Dependerá del talante de su nueva dirigente, Alejandra Barrales, con quien hasta ahora no han abierto la negociación.

 

En su momento, Agustín Basave puso su renuncia sobre la mesa cuando una de las tribus –a petición de Bucareli– intentó echar abajo la alianza en Veracruz.

 

Los panistas tienen claro que el Gobierno federal va a “apretar” al PRD para que una de las corrientes se oponga a la alianza en el Edomex. Ahí se verá, consideran, quién es Barrales y si el PRD volverá a seguir los dictados de la Secretaría de Gobernación.

 

Tregua, pues, no habrá hasta entonces.

 

Con el apoyo de las fuerzas armadas.- Habrán notado que, en algunas de las entrevistas que otorgaron, varios de los atletas mexicanos que alcanzaron presea en los Juegos Olímpicos de Río agradecieron a las Fuerzas Armadas el apoyo que les dieron para competir.

 

Y, efectivamente, resulta que los cuatro medallistas forman parte de sus filas:

 

María Guadalupe Lupita González Romero, quien ganó plata en marcha de 20 kilómetros, tiene el grado de teniente de corbeta en la Secretaría de Marina.

 

María del Rosario Espinoza, plata en taekwondo (más de 67 kg), es cabo auxiliar en Educación Física en la Secretaría de la Defensa.

 

Germán Sánchez Sánchez, medalla de plata en clavados desde la plataforma de 10 metros, es cabo de Educación Física y Deporte.

 

Y el mismo grado tiene en la Sedena, Ismael Marcelo Hernández Uscanga, quien sorprendió a todos al ganar la medalla de bronce en el pentatlón moderno.

 

¡Enhorabuena!

 

Gemas: Obsequio de Carolina Monroy del Mazo, diputada mexiquense y secretaria general del PRI, en su primer informe legislativo: “A partir de hoy, no permitiremos un solo agravio más al Presidente de la República”.