Si bien el gobierno federal lanzó en mayo de 2013 el Plan Nacional de Desarrollo, los estados del sur y sureste de México no sienten haber sido tomados en cuenta, ya que muchos señalan que la Federación se enfoca siempre en el desarrollo industrial y económico del centro y norte del país, donde la industria manufacturera invierte cada vez más.

 

“La zona sur-sureste del país es una región olvidada. Es una región abandonada, a pesar del movimiento zapatista. La inversión se concentra en el centro y en el norte de México”, lamentó Luis Miguel Labardini, socio experto en temas energéticos de la firma Marcos y Asociados.

 

María Fonseca, directora del Centro de Innovación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, señaló que Guerrero, Oaxaca y Chiapas han optado por el desarrollo del sector turístico y cultural, a pesar de que tienen un fuerte potencial energético que podría impulsar la región.

 

Recordó que estos tres estados representan 25 mil empleos en el sector energético del país, lo que no sumaría ni el 5 por ciento de la participación laboral de toda la República Mexicana en materia energética, según datos de enero del presente año de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, citados por la especialista.

“Chiapas ha impulsado la parte del turismo. No impacta la parte energética, pero sí el turismo. Ahí tenemos que pensar si la infraestructura carretera, de los aeropuertos, es suficiente para atraer no solamente el turismo nacional, sino el internacional. Habría que ver más que el tema del plano económico que suene de muchos billetes, sea más bien de un desarrollo social y de desarrollo que falta y todavía hay cuentas pendientes que no se han cubierto”, indicó Fonseca.

 

Conexión pendiente

 

De acuerdo con datos del Fideicomiso para el Desarrollo Regional del Sur-Sureste de México (Fidesur), que también incluye a Puebla, Guerrero y Veracruz, la región aporta alrededor de 23% del Producto Bruto Interno (PIB) del país.

 

El Fidesur es un instrumento financiero y de coordinación intergubernamental de los nueve gobiernos estatales de la región sur-sureste, creado para impulsar un proceso continuo de planeación territorial estratégica y de inversiones.

 

Actualmente, el gobierno de Chiapas, que preside el Fidesur, impulsa a través de diversos mecanismos una serie de propuestas para desarrollar un parque agroindustrial, centros logísticos y la Terminal Intermodal Ferroviaria en Ciudad Hidalgo, entre otros.

 

El pasado 14 de marzo, 24 HORAS informó que para conectar los estados del sur del país era necesario desarrollar infraestructura y construir gasoductos para impulsar la industria manufacturera en esa región.

 

“La reforma (energética) consideró este tipo de problemática. Constituye órganos que podrán generar este dinamismo, que podrán tener esta visión de llevar gasoductos al sur, a donde necesitamos generar nuevos polos de desarrollo”, afirmó en ese momento Francisco Salazar, presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

 

Una de las propuestas de la política energética y del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 del gobierno federal es conectar el sur del país, para desarrollar la economía de la región.

 

“Si queremos desarrollar al sur del país, necesitamos que haya infraestructura y el Centro Nacional de Control de Gas Natural (Cenagas) va a jugar un papel muy importante. Con la energía renovable, la CRE va a jugar un papel clave”, expuso Salazar.

 

Inversiones adicionales

 

En este sentido, Luis Miguel Labardini comentó que en el pasado Pemex abandonó prematuramente un número significativo de campos en Veracruz, Tabasco y Chiapas cuando se hicieron los grandes descubrimientos de Cantarell y otros pozos en aguas someras.

 

Con la reforma energética, señaló, la participación de otros operadores privados podría permitir inversiones adicionales a la de Petróleos Mexicanos y de la Comisión Federal de Electricidad.

 

“El cálculo que nosotros estamos haciendo es que podría ser una inversión en los próximos 15 años que pudiera llegar a ser equivalente a la inversión que está haciendo Pemex en esta zona. Esto con respecto a la inversión en petróleo y gas porque desafortunadamente no se ha descubierto o no se piensa que hay campos de lutitas”, expresó.

 

“La gran ventaja de Chiapas es que tiene recursos hidráulicos muy significativos con potencial para desarrollar la generación de energía eléctrica. Existen muchas caídas de agua que no son explotables a gran escala, sino a pequeña escala. Estamos hablando de minihidroeléctricas y representan un gran potencial para el desarrollo de Chiapas”, agregó.

 

Pero para lograr desarrollar estos proyectos, se necesita un incentivo del gobierno que sea transparente y mediante esquemas de promoción, de política industrial que apoyen los esfuerzos de la iniciativa privada.

 

“La gran responsabilidad del Estado es promover ciertos proyectos de la iniciativa privada que tengan un gran impacto socioeconómico en la región, por ejemplo, beneficios fiscales para quien invierta en esa región”, concluyó.

 

Integración regional, pendiente

 

Uno de los planes que México y Estados Unidos tienen es la interconexión eléctrica y energética de Centroamérica, llamado Proyecto Mesoamérica, que revivió el Plan Puebla-Panamá instruido en 2001 por el entonces presidente Vicente Fox.

 

El Proyecto Mesoamérica impulsado en 2006 por Felipe Calderón a través del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, busca articular esfuerzos de cooperación, desarrollo e integración de Belice, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, así como los estados del sur y sureste de México, es decir Campeche, Chiapas, Guerrero, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.

 

“El proyecto Puebla-Panamá realmente fue algo que se tuvo mucha esperanza, pero finalmente tuvo muy poco resultado. Por ejemplo, una de las ideas era integrar el sector eléctrico de México con Centroamérica. La idea existe todavía, pero no ha podido concretarse. Es una idea muy interesante”, explicó Luis Miguel Labardini, socio experto en temas energéticos de la firma Marcos y Asociados.

 

Pero el año pasado, durante la visita del presidente estadunidense, Barack Obama, a México en mayo de 2013, los gobiernos de ambos países firmaron un acuerdo de cooperación con países de América Central para promover actividades conjuntas de desarrollo social y económico, así como para lograr la expansión de infraestructura en la región.

 

El plan busca inyectar recursos en Centroamérica en infraestructura, comunicaciones y telecomunicaciones, que integre esa región al sistema productivo de Norteamérica y contribuya al desarrollo que reduzca la migración y ayude a mitigar los problemas de seguridad en el área, informaron fuentes que conocen de los planes.

 

También se reafirmó el respaldo de ambos países para una mayor interconexión de las redes eléctricas en las Américas, a través de la iniciativa “Conectando las Américas 2022”, que fue anunciada en la Sexta Cumbre de las Américas en Colombia en abril de 2012.

 

Dicha interconexión creará mercados grandes que podrá ayudar a atraer los 25 mil millones de dólares en inversión en el sector energético que necesita Centroamérica para 2030.

 

En ese sentido, el presidente Peña Nieto y su homólogo guatemalteco, Otto Pérez, anunciaron en febrero pasado que firmarán un convenio bilateral para la construcción de un gasoducto entre México y Guatemala con el propósito de interconectar la región.

 

“Ahí es donde hay una gran posibilidad de cooperación en la parte eléctrica, establecer comunicación para transmisión de energía eléctrica entre México y Guatemala y luego en el resto de Centroamérica”, dijo Labardini.

 

Además, los gobiernos de estos nueve países suscribieron a finales de marzo el Memorando de Entendimiento de Creación de la Unidad Gestora del Corredor Mesoamericano de Integración (Corredor Pacífico), presidido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para apoyar a las naciones en proyectos y gestión de recursos para construir tramos viales y optimizar los pasos de personas, mercancías y bienes en las fronteras.