Los gobernadores viven tiempos de angustia.

 

Las descontroladas deudas de sus estados, la crisis y la reducción del presupuesto federal les anuncian años peores a los recientes para atender la creciente demanda de servicios públicos.

 

Lo saben los panistas.

 

En aras de fortalecer la gestión, los mandatarios de signo panista acudieron a su dirigente, Ricardo Anaya, para pedirle su intervención ante los poderes Ejecutivo y Legislativo.

 

Juntos tendrían más éxito, consideraron.

 

Anaya les prometió hacerlo.

 

Y ellos le creyeron, pues veía exultante luego de una jornada electoral altamente favorable para el Partido Acción Nacional (PAN) a consecuencia de la crisis y la fama de corrupción del priismo.

 

La primera parte del trámite debió haberse hecho ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en especial con el ex titular Luis Videgaray, dada la reciente designación de José Antonio Meade.

 

Y la segunda ante la Cámara de Diputados, única autorizada por la ley para atender peticiones, determinar partidas y etiquetar recursos para obras y servicios gubernamentales a la sociedad.

 

DESESPERADOS POR ESTADOS EN QUIEBRA

 

Con las semanas vinieron las decepciones de los gobernadores.

 

Ricardo Anaya no les daba buenas noticias porque, temían sus correligionarios, no llevó los planteamientos ante quienes debía con el fin de darles esperanzas presupuestarias para 2017.

 

En adición, los recién electos se asomaban a las tripas de las cuentas públicas de sus estados y confirmaban sus temores de campaña: malos manejos, desvíos, déficits gigantes y deuda, a veces, impagable.

 

-Nos están entregando estados en quiebra –se quejaron al menos dos de ellos, el quintanarroense Carlos Joaquín y el veracruzano Miguel Ángel Yunes.

 

Aun así, Anaya les pedía esperar mejores momentos porque, abundaba para contenerlos, correspondería al PAN la presidencia de la Cámara de Diputados y así resultaría más fácil y exitoso el trámite.

 

Al final designó para ese cargo a Javier Bolaños Aguilar.

 

Ante esa inacción, ellos y José Rosas Aispuro aprovecharon la salutación de cortesía al presidente Enrique Peña para pedirle apoyos adicionales a las participaciones ordinarias.

 

Peña prometió atender su petición y a ver cómo define entidad por entidad, según les manifestó.

 

DIÁLOGO DIRECTO CON CORTÉS Y CÁMARA

 

No se quedaron en ese esfuerzo.

 

Como no encontraron el apoyo esperado de Ricardo Anaya, decidieron sublevarse y actuar por cuenta propia.

 

Esos gobernadores recién votados –Carlos Joaquín, José Rosas Aispuro, Francisco García Cabeza de Vaca…– hacen gestiones directas ante la Cámara de Diputados apoyados por su fracción.

 

-Se saltaron las trancas y en buena hora –me dijo un miembro de la dirección panista.

 

El coordinador Marko Cortés les ha abierto las puertas, y algunos andan entusiasmados con los avances.

 

A quien quizá le ha ido mejor es a Antonio Gali, gobernador electo de Puebla.

 

Cuenta con el apoyo y la experiencia de su antecesor, Rafael Moreno Valle, quien no esperó al último momento y desde hace meses encaminó mayores partidas para la sociedad poblana.