MADRID. Todo indica que el presidente español, Mariano Rajoy, no soportó la rebelión que se orquestó a sus pies por gente de su partido, desde el lunes, cuando avisó que no haría cambios a pesar de la pérdida de casi tres millones de votos en todo el país y de todas las mayorías absolutas en comunidades y municipios donde hubo elecciones el domingo pasado.

 

Al parecer, la que intentará apagar el fuego será la secretaria general del Partido Popular (PP), Dolores de Cospedal.

 

Al asistir al Congreso, y perseguido por periodistas, Rajoy decidió ofrecerles unas palabras. Sobre la palabra empujada y/o deseada por los llamados barones del partido, es decir, por los integrantes de la cúpula, el presidente dijo: “En el partido iremos tomando las decisiones que sean más oportunas y convenientes poco a poco para presentarnos de la mejor forma posible a las elecciones generales”.

 

Durante el intercambio de preguntas y respuestas el clima subió de temperatura en el momento en el que al presidente le dijo un periodista vasco que su gobierno es “ilegítimo” porque no cuenta con apoyo de la mayoría.

 

Rajoy le dijo que su Gobierno cuenta con toda la legitimidad porque tiene el apoyo de 185 diputados (de los 350 de la Cámara), fue votado por más de 11 millones de españoles y su mandato es de cuatro años, como dicta la Constitución.