En México el concepto de responsabilidad social corporativa es un asunto, o que está empantanado en discusiones filosóficas, o está circunscrito en prácticas empresariales que institucionalizan programas filantrópicos, o de impacto ecológico o vecinal para autodenominarse como “socialmente responsables”.

 

Denominar estrategia de responsabilidad social los esquemas más bien de “buen ciudadano corporativo”, como los comentados, es tener muy limitado el nivel de entendimiento de lo que en realidad es una verdadera responsabilidad social.

 

Los directivos encargados de estos temas en las empresas mexicanas parecieran estar al frente de estrategias que responden a una conveniente “moda corporativa” que lucra más con la necesidad y desgracia ajenas, y no define objetivos ni traza acciones que estén alineados a las necesidades sociales más trascendentes del país.

 

A mi juicio todos los empresarios debemos apoyar causas que atienden necesidades de salud, educación, ecología, adicciones… a través de esquemas de filantropía. Lo que hay que evitar es el mal gusto de querer tomar ventaja de ese gesto de “buena ciudadanía corporativa”.

 

Hay compañías que publican con bombo y platillo sus donaciones a causas sociales para crear imagen de “buen ciudadano corporativo”. Las donaciones se dan, o deberían darse, por convencimiento, no para publicitarlo. ¿O qué, cuando usted le da una moneda a un necesitado en un semáforo, lo anda cacareando en su círculo social?

 

Publicitar un tema así es lucrar con la necesidad social. Es buscar simpatías de una forma por demás vulgar, antigua y socialmente ofensiva. Es preferir dar dinero a una causa social que generar materia publicitaria con conveniencias de carácter fiscal.

 

La responsabilidad social, por el contrario, debe ser una estrategia institucional focalizada a un desafío social de trascendencia nacional. Una iniciativa que busque articularse a los esfuerzos del gobierno para alcanzar un objetivo común a través de acciones que vinculen a la sociedad.

 

Es clarificar objetivos institucionales para abonar con creatividad, inversión y compromiso al desarrollo social de México mediante acciones que eleven la cultura de la legalidad, fomenten la cultura del respeto y la sana convivencia y desarrollen la educación cívica con el fin de reparar la descomposición social que mantiene en coma el Estado de derecho en el país.

 

Acciones que le den la espalda a la corrupción y a la impunidad. Acciones que se traduzcan en una regeneración del tejido social a través de educación en un país acostumbrado a tirar basura en la calle, a burlar la ley y romper reglas cívicas, a atentar contra la propiedad pública y privada, a tolerar los abusos y excesos de autoridades, gobernantes y políticos.

 

Una estrategia de responsabilidad social necesariamente debe de empatar los esfuerzos de la iniciativa privada con los del sector público para erradicar los rezagos sociales alimentados por intereses de partidos políticos y gobernantes: históricamente el fomento de la ignorancia y de la pobreza ha sido muy redituable para el sistema político mexicano.

 

La filantropía per se cumple con un objetivo social muy claro, pero valerse de ella para “pararse el cuello” de cara a la sociedad con publicidad burda, merecería que la ciudadanía le dé la espalda a esa empresa por el simple hecho de lucrar con la desgracia ajena y con la necesidad social.

 

Y esto aplica a los candidatos que usan los recursos públicos para hacer a medias obras que deberían realizar completas y que las publicitan con bombo y platillo como si fuera algo extraordinario y no una obligación.

 

El TELETON es una causa social que se ha convertido en un escaparate televisivo donde empresas hacen donaciones que en realidad son la compra de un spot en televisión abierta para pavonearse de manera deleznable y vulgar como un “gran ciudadano corporativo”, mal usando el concepto de filantropía.

 

DSC09880

 

Me parece que Televisa no debería dar pantalla en función de los montos donados, debería cerrar ese beneficio de anunciante a todos o abrir esa misma posibilidad a cada donante que como persona física tenga algo que decir a este lastimado México.