El lenguaje publicitario es cada vez más aburrido. El 57% de la población económicamente activa es Generación X, es decir gente que nació entre 1960 y 1980. El 43% restante son Millennials, es decir personas menores a 35 años.

 

Esta mezcla de generaciones es el dolor de cabeza de los mercadólogos, publicistas y profesionales de la comunicación, pues ha complicado tremendamente la ‘comunicación’ de los productos y servicios con sus audiencias.

 

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Las marcas se convencen cada vez más de que la publicidad tradicional (Ad as usual) no es el camino para impactar a personas menos fieles a las marcas, más emprendedoras, más intolerantes a las imposiciones y menos dispuestas a hacer sacrificios a cambio de dejar de ser felices.

 

Así se categoriza a la Generación Y o Millennials. Gente que le da la espalda a los medios tradicionales y a los esquemas burdos de publicidad en línea que son intrusivos. Gente digital y múltipantalla, que busca ser feliz y que no aspira a comprar ‘falsas necesidades’ disfrazadas de lujo.

 

Personas que buscan la personalización y no ser parte de un estándar. Así las cosas ¿cómo se está adecuando la comunicación de las marcas a este público que nació entre 1980 y 2000 se espera sea del 60% en el 2025 en México?

 

Se trata de personas que no solo no confían en los medios masivos tradicionales, sino que le dan la espalda. Los líderes de opinión convencionales que impone la Televisión han muerto. Los Millennials son nativos digitales y utilizan diversos canales y dispositivos para consumir información e interactuar en torno a temas vinculados a sus valores.

 

Es una generación que espera que las empresas se adecuen a sus exigencias no que le impongan modelos, tarifas y planes diseñados ventajosamente para favorecer a una compañía.

 

No buscan consumir un streaming atado a una mensualidad, aunque si están dispuestos a consumir música descubriéndola a partir de un servicio gratuito de streaming, un servicio al servicio del consumidor que busca comprar música.

 

Esta generación se caracteriza por ser autosuficiente, valora la participación y son muy sociables en Internet. prefiere compartir a poseer y exigen nuevos valores como la transparencia y el compromiso social.

 

Así las cosas, ¿por qué muchas empresas de tecnologías de consumo dicen preponderar la experiencia de sus usuarios como médula espinal de su comunicación, cuando en realidad imponen plataformas y servicios digitales amarrados a tarifas o a carriers tecnológicos?

 

Las empresas deberían de dejar de ofrecer falsas necesidades tecnológicas disfrazadas de lujo y concentrar su oferta en satisfacer las verdaderas necesidades del consumidor. No hacerlo revela un compromiso mayor en satisfacer la voracidad financiera de los stockholders de esa compañía que con sus consumidores.

 

Estamos en una época en la que la comunicación comercial busca despertar el deseo a partir del engaño. A partir de la creación de falsas necesidades digitales que al final… son costosas monerías digitales completamente useless

 

Hay grandes innovaciones de tecnología de consumo que han revolucionado procesos y hábitos de consumo en muchas industrias. Innovaciones que surgieron hace un lustro o más. Hoy la innovación se reduce cada vez más a parafernalia inútil que no crea revolución. Monerías disfrazadas de lujo digital, un engaño deleznable para el Millennial.