Una vez que el Congreso concrete la reforma energética a través de su legislación secundaria, el sector energético del país se abrirá a la inversión y participación de empresas privadas y extranjeras. Con ello, se espera en México la participación de grandes trasnacionales, como Chevron, Shell, Exxon Mobil y British Petroleum, empresas que podrían obtener contratos y licitaciones para la exploración, extracción y comercialización de los energéticos en todas sus fases.

 

Uno de los retos para el Estado mexicano será, no sólo regular la participación privada-extranjera en nuestro país sino, además, garantizar las mejores prácticas en el sector, ya que las citadas compañías trasnacionales han sido responsables de históricas catástrofes medioambientales, actos de corrupción e, incluso, han sido investigadas por prácticas anti competitivas en diferentes países.

 

Pese a las implicaciones que significaría la entrada de estas y otras grandes compañías petroleras, México deberá hacerles frente con organismos recientemente creados y rediseñados, como la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente, las cuales una vez aprobadas en Cámara de Diputados pondrán a prueba sus nuevas facultades reguladores y sancionadoras contra los grandes emporios del mercado internacional.

 

 

Las que podrían llegar

 

 

Chevron es una empresa estadunidense que explota importantes yacimientos petrolíferos y de gas natural, refinerías de petróleo y buques petroleros.

 

Sin embargo, uno de los mayores escándalos de esta multinacional -al cual sobrevino una batalla legal que aún no termina- fue por la contaminación por más de tres décadas de la región norte de la Amazonía Ecuatoriana. Hasta 1992, la compañía petrolera transnacional (antes Texaco) contaminó 1.5 millones de hectáreas de selva, con desechos tóxicos y aguas de formación  que siguen contaminando las aguas subterráneas y la atmósfera.

 

La transnacional también ha sido acusada de violar las leyes de protección ambiental en Estados Unidos, al contaminar la zona de Richmond, California. Además fue responsabilizada por la destrucción de un bosque natural en Bangladesh y un derrame petrolero al sureste de Brasil.

 

Recientemente, Chevron ha despertado manifestaciones de protesta en Rumania, donde extraerá gas de esquisto, también llamado shale, con la técnica de fractura hidráulica, conocida como fracking, misma que será utilizada en nuestro país a pesar de sus efectos altamente contaminantes para la tierra y el agua.

 

Además, no todos los escándalos de Chevron son por devastación ecológica. En 2002 enfrentó un proceso por evasión de impuestos en Estados Unidos.

 

Royal Dutch Shell es una empresa anglo-neerlandesa dedicada al sector petrolífero, producción de gas natural y refinado de gasolinas, considerada como una de las mayores multinacionales del mundo y una de las cuatro más grandes del sector petrolero. Sin  embargo, también es protagonista de grandes escándalos a nivel internacional.

 

En 2004 alteró la información de sus reservas de crudo, lo cual le costó una multa por 400 millones de dólares.

 

Dentro del historial de devastación ambiental de Shell destaca el derrame petrolero en Río de la Plata, Argentina, considerado como el mayor derrame en agua dulce del mundo, con más de 5 millones de litros de petróleo. En Perú, Nigeria, Costa Rica y Brasil, Shell también es acusada de daños ambientales irreversibles, además de violaciones a los derechos humanos contra aquellos quienes se han opuesto a sus operaciones.

 

Exxon Mobil es una petrolera estadunidense dedicada a la explotación, procesamiento y comercialización de productos petroleros y gas natural, así como a la producción de plásticos y fertilizantes en más de 40 países.

 

Esta multinacional enfrentó en 2003 un juicio por incumplimientos de contrato y fraude en Alabama, EU. El gobierno de ese estado alegó que la compañía violó contratos y pagos de regalías por la explotación de yacimientos de gas natural, ubicados en las costas de Alabama. Exxon Mobile habría deducido de las regalías los costos operativos de sus pozos, lo cual es ilegal.

 

Ese año se había condenado a la petrolera a pagar una multa de 3 mil 600 millones de dólares por el fraude, sin embargo, tras apelar la medida en 2007, se redujo la multa a 51 millones de dólares.

 

En 1989, Exxon fue responsable de verter 37 mil toneladas de crudo en las costas de Alaska. El derrame del petróleo aún sigue causando estragos en la zona.

 

British Petroleum es, junto a ExxonMobil y Royal Dutch Shell, una de las mayores compañías del mundo en el sector energético. Sus trabajos se centran en la exploración petrolífera y de gas natural, gas licuado, refinación y comercialización de lubricantes, estaciones de servicio de combustible y producción de energías renovables.

 

BP ha tenido un historial de multas por devastación ecológica. Uno de los juicios más graves que enfrentó la compañía británica fue por su implicación en la mayor fuga de crudo en la historia norteamericana, ocurrido en abril de 2010 en el Golfo de México, la que provocó la explosión en la plataforma petrolífera Deepwater Horizon.

 

En el accidente, se derramaron más de 4 millones 900 mil barriles de petróleo al océano, lo que causó graves daños medioambientales que amenazaron a 400 diferentes especies. El daño fue tal que, de acuerdo con organizaciones ecológicas, a cuatro años del incidente siguen muriendo cientos de especies marinas, algunas en peligro de extinción, por los niveles de toxicidad en el océano.

 

La negligencia de la trasnacional le generó la mayor multa en la historia de Estados Unidos por 4 mil 500 millones de dólares y costos de limpieza superiores a los 14 mil  millones de dólares.

 

British Petroleum, además, tiene responsabilidad en otras catástrofes ambientales, con el derrame de crudo en la bahía de Prudhoe en Alaska (2006) y la fuga de químicos en una refinería de Texas, EU (2010).