El empuje inicial que tuvo al ganar la candidatura panista se volvió efímero para Josefina Vázquez Mota; a dos semanas de arrancar formalmente su campaña la candidata panista parece perder gas y se muestra insegura en público, parte por la veda electoral que le impidió aprovechar la inercia ganadora del proceso interno, pero parte también por las pugnas y divisiones que ocurren dentro de su equipo y que ya comienzan a reflejarse en errores y desorganización de la campaña.

 

Esta semana hubo dos hechos que dejaron ver que tan grave puede ser la desorganización en una campaña que para colmo vive una tensa rivalidad entre corderistas y josefnistas que no ha sido bien manejada y resuelta por la candidata. Los cercanos de Vázquez Mota se quejan de que la gente de Ernesto Cordero que fue incorporada a la campaña tras las negociaciones que se hicieron con el ex precandidato, “llegó al agandalle” y además de acaparar espacios en las listas plurinominales al Congreso, controlan las candidaturas a gobernadores y pretenden también controlar los puestos más importantes en la campaña.

 

Tal vez por eso a Vázquez Mota sus colaboradores, ocupados de sus grillas internas y de ver cuál de los dos grupos acapara más posiciones o está más cerca de la candidata, la están descuidando y comienzan a ocurrir cosas que trascienden con la candidata y que no se vieron antes en el proceso interno panista cuando Josefina tuvo, con mucho, la mayor campaña de los precandidatos panistas.

 

Como lo que ocurrió el miércoles pasado, cuando la candidata panista llegó al Club de Industriales y atravesó el Lobby principal sola. Muchos de los presentes la vieron pero nadie se paró a saludarla y así, sola, sin llamar mucho la atención cruzó hasta llegar al salón donde la esperaban los directivos de un diario con los que tuvo una reunión. Internamente se habla de que hay una fuerte pugna entre Agustín Torres y Antonio Solá; el estratega español, especialista en campañas sucias, culpa a Torres, coordinador de las redes de algunos de los desaguisados que ha tenido que pasar la candidata por la mala organización de sus eventos.

 

Y es que lo ocurrido ayer en el estadio Azul fue de tal nivel de desorganización, que ya se comenta que el hecho de que las gradas se hayan vaciado mientras hablaba la candidata va a traer consecuencias y que hoy pueden rodar cabezas y anunciarse ajustes en el equipo de campaña. Fue tal la tensión que se generó ayer, ante la evidente exhibición en que pusieron a Vázquez Mota, que tuvo que rendir protesta ante un estadio casi vacío, que al final se suscitó una fuerte discusión entre Roberto Gil, integrante del equipo de campaña, con Gustavo Madero, dirigente del partido, en la que ambos se reclamaron a gritos el fracaso del evento.

 

Las versiones más conspicuas de lo ocurrido ayer en el estadio azul hablan de un “acto de sabotaje” de los corderistas que habrían dicho a las personas, que esperaron más de dos horas en el rayo del sol a la candidata, que podrían retirarse a determinada hora, por lo que no les importó hacerlo justo cuando Josefina se desgañitaba con un discurso que parecía no interesar al público que se paraba y salía del lugar. ¿Es esa la fuerza que quieren demostrar con su candidata? ¿o es realmente que los problemas internos, los pleitos y pugnas entre su equipo han comenzado a hacer crisis y afectan ya la campaña?

 

En todo caso, ¿quién engaña a Josefina diciéndole que todo va viento en popa y presentándole encuestas que la ponen a 4 o a 7 puntos del candidato priista? Más le valía a Vázquez Mota averiguarlo porque la simulación y los pleitos internos que la están rodeando solo la llevarán directo al fracaso. O la candidata pone orden en su equipo o escenas como las patéticas imágenes de ayer se volverán una constante en su campaña.

 

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