Nuestra ciudad está pasando por una de las peores tragedias en su historia, producto de un fenómeno natural, y me faltan las palabras para expresar el dolor por las pérdidas humanas, por las familias lastimadas, por las ausencias de un amigo o familiar.

 

Hemos demostrado ser, siempre ante los desastres, los seres humanos más solidarios y generosos, y en esta ocasión no será la excepción. Saldremos avante. El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, ha implementado un plan integral de acción; por parte de los Servicios de Salud hemos desplegado a cientos de brigadistas de El Médico en Tu Casa, epidemiólogos, médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, psicólogos y verificadores sanitarios, entre otros, que han salido de sus jurisdicciones para atender a la población afectada. Asimismo, la atención médica y abasto de medicamentos en nuestros hospitales están garantizados.

 

Nuestra ciudad se ha visto bendecida por profesionales o voluntarios que con palas, picos o con sus propias manos retiran los escombros; preparan y llevan comida o, bien, se organizan con sus familias y amigos para llevar solidaridad y atenuar el dolor.

 

Hay mucho que reconstruir, pero esa reconstrucción no debe reducirse sólo a lo material; debemos impulsar una renovación interior, mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás, promover el cambio de actitudes, rescatar la conciencia social.

 

Sacudamos la conciencia, y que de esta desgracia predomine la solidaridad, la fraternidad y el servicio. Demostrémosle al mundo el rostro humano de México; nosotros somos más fuertes que cualquier adversidad.

 

Hace unos días, cerca de 80 brigadistas de El Médico en Tu Casa viajaron a la ciudad de Oaxaca, en apoyo a damnificados por un sismo de 8.2 grados en la escala de Richter registrado a inicios de septiembre, tuvieron la encomienda del jefe de Gobierno de brindar atenciones médicas y realizar acciones de vigilancia sanitaria y epidemiológica. Durante 11 días recorrieron cerca de 60 localidades aledañas a Juchitán, una de las zonas más afectadas.

 

Al inicio atendieron a decenas de personas con crisis por ansiedad, con síntomas de miedo a que se presentara un nuevo sismo y en estado de alerta, acompañada de la sensación de falta de capacidad para controlar esta reacción. Posteriormente empezaron a reportarse un incremento en atenciones por infecciones respiratorias agudas, algunas enfermedades diarreicas agudas, conjuntivitis y dermatosis, entre otras.

 

Ayer por la noche arribaron a la Ciudad de México para continuar las acciones, ahora en su ciudad, en su casa. Mi reconocimiento, agradecimiento y admiración a todos ellos por su valioso y extraordinario profesionalismo, pero sobre todo por su labor humana.

 

Refrendo mi compromiso de trabajo arduo para continuar garantizando la atención médica. En la CDMX contamos con un ejército de salud humano, sensible y profesional preparado para servir a quien más lo necesite.

 

caem