MOSCÚ. El presidente ruso, Vladímir Putin, decretó la rehabilitación de los tártaros de Crimea que fueron deportados por Stalin en los años 40 del siglo XX por su supuesta colaboración con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

 

“He firmado un decreto para la rehabilitación de los tártaros de Crimea (…) que sufrieron durante las represiones estalinistas”, anunció Putin, citado por las agencias locales.

 

La rehabilitación también afecta a las minorías armenia, alemana y griega que viven desde hace siglos en esa península anexionada en marzo por Moscú.

 

Putin habría prometido que estudiaría la rehabilitación de la minoría tártara de Crimea, que representa un 12% de la población (unas 300 mil personas), a petición del presidente de la república rusa de Tatarstán, Rustam Minnijánov.

 

En abril pasado, durante una reunión en el Kremlin, Minnijánov propuso aplicar a esa minoría musulmana de Crimea la Ley sobre la Rehabilitación de los Pueblos Represaliados aprobada el 26 de abril de 1991 por el Consejo Supremo de la Unión Soviética.

 

Además, destacó la importancia de legalizar las tierras donde viven muchos tártaros, acusados por la mayoría rusa de Crimea de apropiarse de esos terrenos sin autorización a su regreso a la península tras la caída de la URSS y más de medio siglo de deportación.

 

Los tártaros de Crimea, que se consideran un pueblo diferente a los tártaros que viven en Tatarstán, han rechazado todas las ofertas de las autoridades de Crimea, que les acusan de mantener izada la bandera en el Medzhlis (Asamblea Popular) de Simferópol, capital peninsular. El gobierno crimeo les ofreció hasta un 20% de los cargos de responsabilidad en la república, la oficialidad de la lengua tártaro-crimea y una mayor financiación de programas culturales y educativos.

 

Los tártaros, que defendieron siempre la integridad territorial de Ucrania, boicotearon el referéndum separatista del pasado 16 de marzo, que sus líderes tacharon de “farsa”, y se negaron a reconocer sus resultados.

 

Debido a la deportación estalinista, los tártaros estuvieron 50 años lejos de Crimea, a la que pudieron regresar sólo tras la caída de la Unión Soviética.