Hubo una época en la que los catalanes y los pujolistas se eclipsaban mutuamente. Ser pujolista descifraba los rasgos de un ciudadano postfranquista que depositaba la esperanza de un futuro mejor, es decir, democrático, empresarial, nacionalista y catalán. Cuatro rasgos con los que Jordi Pujol recreó en el partido de Convergència Democrática de Catalunya (CDC).

 

Hoy, Jordi Pujol supera los 80 años de edad y, hace algunos días, decidió inmolarse para intentar salvar a sus hijos que, tomando el camino de la corrupción, se dirigen al despeñadero de manera súbita. Jordi Pujol reveló que durante décadas mantuvo en la ilegalidad fiscal una herencia que le dejó su padre. Pujol confesó el pecado pero evitó matizar las circunstancias; acontecimientos que no necesariamente provienen de una herencia sino de cobros ilegales en beneficio de su partido y de su familia.

 

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Al menos dos personas así lo revelaron años atrás. El 24 de febrero de 2005 el entonces presidente catalán, Pasqual Maragall, sostuvo un álgido diálogo con el que era jefe de la oposición, Artur Mas, hoy presidente de Cataluña. En un momento en el que la puntiaguda retórica de Mas arrinconaba a Maragall, éste le respondió de manera enfadada: “El problema es que ustedes (los del partido CDC) tienen un problema, y este problema se llama 3%”. Maragall se refería a los cobros que pedía el clan Pujol por contratos de obra pública. (En México, durante la gestión del presidente del PAN, Gustavo Madero, se han puesto de moda los llamados moches; a eso se refería Maragall). La segunda persona que tradujo el significado de ese 3% fue María Victoria Álvarez, ex novia de Jordi Pujol Ferrusola, primogénito del Jordi Pujol. Álvarez reveló a la policía que en varias ocasiones acompañó a su ex a Andorra para depositar dinero que su novio transportaba en bolsas de la basura; hubo ocasiones que llevaba hasta medio millón de euros.

 

El periódico El Mundo reveló el pasado 7 de julio que sólo en diciembre de 2010, la Banca Privada de Andorra recibió 11 depósitos por un valor total de 3.4 millones de euros. Los depósitos los realizó la familia Pujol: Marta Ferrusola (esposa del ex presidente Pujol) y sus hijos Marta, Mireia, Pere y Oleguer. Evidentemente el dinero no fue declarado ante la hacienda española. De acuerdo con estimaciones de María Victoria, la fortuna no declarada de su ex novio ronda los 55 millones de euros repartidos en paraísos fiscales como Suiza, Luxemburgo, Liechtenstein y Andorra.

 

Las revelaciones del periódico le movieron el piso a Oriol Pujol, el único hijo de Jordi Pujol que continuó los pasos de su padre en el partido CDC, y siete días después, el 14 de julio, renunciaba a la secretaría general del partido.

 

En política no existe crisis que no sea rentable. La muerte política de Jordi Pujol tendrá un cúmulo de externalidades. Por lo pronto, la base moral de la consulta soberanista se rompió. Una consulta alimentada por la agenda del partido que cogobierna con Artur Mas, el de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y por la euforia que se vivió en las calles de Barcelona el 11 de septiembre de hace dos años (día nacional).

 

La inmolación de Jordi Pujol no es cualquier tipo de muerte política. Mariano Rajoy está demostrando lo que Frank Underwood realiza en House of cards. Si por la boca muere el pez; el político lo hace por su cartera. El efecto mimético que movió el entusiasmo de los catalanes que desean la consulta para, de una vez por todas, no sólo distanciarse sino independizarse de España, perderá fuerza. Puedo estar equivocado.

 

En donde no cabe la duda es en el ámbito político. Rajoy ha ganado terreno a Mas durante las últimas horas. Así quedó demostrado el pasado miércoles. Día en el que recibió a Artur Mas en la Moncloa. El presidente catalán llegó debilitado por los costos de la muerte política de Pujol. No tuvo artillería moral para tangibilizar aquello de que “Madrid nos roba”.

 

El batallón mediático de la ultraderecha ya ha detonado una refriega sobre la consulta, ahora, y de manera paradójica, la familia Pujol le ha hecho entrega de un potente arsenal para volar por los aires las intenciones de Esquerra Republicana de Catalunya que, paradójicamente, destruyó la coalición del tripartito encabezado por Maragall.

 

No hace muchas semanas, ERC tuvo el cinismo de invitar a una reunión del partido a Maragall. Enfermo de Alzheimer, acudió. Pero en política, los boomerangs se convierten en escenarios de revancha. A ERC le ha regresado el mismo que le dedicaron a Maragall.