El ruido es quizás el contaminante al que la ciudadanía está más expuesta y “es tan o más importante que la contaminación del aire”, por lo que es indispensable un reglamento para controlarlo, consideró el director del Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico de la UAM Azcapotzalco, Fausto Rodríguez Manzo.

 

En la inauguración del seminario Ruido Ambiental y Salud en la Ciudad, el experto en acústica señaló que la capital del país, incluyendo la Zona Metropolitana, es la más ruidosa, el tráfico es lo que más sonido genera y “se ha incrementado de tal manera que todas las grandes avenidas son ya un problema”.

 

Explicó en entrevista que el límite recomendable de decibeles es de 65, pero el promedio de la ciudad es de 70, con zonas que sobrepasan los 100 decibeles.

 

Acompañado por el rector de la unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Romualdo López, recordó que el ruido afecta a todos los seres vivos, y en los seres humanos puede alterar el desarrollo fetal e incluso ser causa de nacimientos prematuros.

 

No sólo causa afectaciones al sistema auditivo, dijo, también puede provocar problemas de sueño, en la salud cardiovascular, infartos, tiene efectos psicofisiológicos, modificar la forma en la que aprenden los niños en la escuela, entre muchos otros. “Nuestra calidad de vida depende del entorno sonoro”.

 

“Lo más grave es que (como) el ruido ambiental no duele, no nos damos cuenta de sus efectos devastadores hasta que por razones de acumulación actúa”, debido a que “oír es un proceso permanente, pues oímos aún cuando dormimos”.

 

Asimismo, Rodríguez Manzo destacó que hay componentes culturales que propician el ruido, pues las actividades comerciales están cada vez más acompañadas de éste y pareciera que la población piensa que el ruido es la forma de expresarse.

 

Por ello, añadió, es necesario abordar el problema desde una perspectiva multidisciplinaria que englobe aspectos biológicos, de salud, legales, sociales, culturales y psicológicos, entre otros.

 

Algunas soluciones para reducir el ruido también serían limitar el tránsito de vehículos en ciertos lugares y proteger los edificios con recubrimientos, y para ello, agregó, es indispensable un reglamento contra el ruido y una normativa de construcción.  dmh