Estratégicamente la meta es 2018.

 

El inicio del proceso para designar al sucesor de César Camacho, la semana próxima, será el punto de partida de la estrategia del presidente Enrique Peña.

 

El nombre es un enigma aun para priistas célebres, aunque manejen varios nombres y modifiquen el gabinete de acuerdo con su gusto.

 

La mayoría trata de ver el retrato hablado en el discurso presidencial sabatino y se preguntan si Peña Nieto juega con cartas abiertas o mensajes de distracción.

 

peñaEstamos muy cerca de saberlo, pero hay un reto: la suerte tricolor de 2018 pasa por 2016, cuando habrá 17 elecciones y 12 de ellas serán para gobernador.

 

Los buenos resultados darían al PRI esperanzas para retener Los Pinos, pero las derrotas reducirían las posibilidades de retener el poder federal.

 

Para asegurar victorias necesita un gran conocedor de la estructura interna, conexión con la militancia, nexos con los grupos de poder y autoridad moral para mantener la unidad y evitar deserciones y traiciones.

 

PROCESO CERRADO CON CAMPAÑA

 

En espera de la decisión presidencial, sólo se tiene el calendario.

 

La semana próxima, tal vez martes o miércoles, sesionará el Consejo Político Nacional para determinar el método de elección del próximo presidente.

 

Un avance: no está previsto abrir la votación a la militancia y menos a la ciudadanía, como ocurrió con Roberto Madrazo y Beatriz Paredes.

 

Habrá registros –el del designado y algún espontáneo, si lo hay– y todo lo demás será de rutina: giras de proselitismo, cargada en todos los estados, adhesión de sectores y organizaciones…

 

El relevo se prevé para el 20 de agosto a fin de liberar a César Camacho Quiroz y entregarle la coordinación de la Cámara de Diputados.

 

El 21 de agosto iniciará la plenaria de tres días de inminentes diputados federales –priistas, verdes y los eventuales aliados– para preparar la agenda legislativa.

 

A continuación, tras la acreditación, Camacho Quiroz tomará la oficina de la coordinación donde Manlio Fabio Beltrones despachó tres años.

 

Hay una curiosidad: si el sonorense recibe la ratificación de la confianza presidencial con el partido o lo reubica en alguna parte del gabinete, en cuyo caso podría no hacer entrega personal de su escritorio.

 

UNA LEGISLATURA MENOS INTENSA

 

1.- La próxima legislatura será menos intensa.

 

Ya se hicieron los cambios estructurales de Enrique Peña y, en aras de sacar las reformas, muchas veces las bancadas oficiales prefirieron ganar los acuerdos al debate.

 

Tal vez ahí haya un cambio.

 

Fueron posibles las reformas estructurales, destacó ayer Manlio Fabio Beltrones, por la construcción de mayorías en la pluralidad, acuerdos en los cuales incorporó a César Camacho Quiroz e Ivonne Ortega.

 

2.- El jefe de Gobierno Miguel Mancera ya centró el debate: la ciudadanía debe decidir si prefiere los taxis tradicionales, Uber, Cabify u otros.

 

“Es obligación de cualquier gobierno empatar esas opiniones con las políticas públicas”, destacó.

 

Si los taxistas tuvieran el respaldo social, la población no usaría Uber ni Cabify, y si se recurre a éstos es porque 80% -¡sí, 80%!- de las violaciones al servicio público ocurren en taxis tradicionales.

 

3.- Eruviel Ávila no esperó.

 

Como presidente de la Conago, convocó a los nuevos gobernadores para informarles de los temas pendientes y de acuerdo con ellos, como el potosino Juan Manuel Carreras, llegarán empapados y ya integrados.

 

Y 4.- el dirigente priista Roberto Albores salió a defender el proceso electoral de Chiapas y acusó a Gustavo Madero de doble moral por denunciar anomalías mientras su candidato, Francisco Rojas, recibe fajos de billetes de manera ilegal y con compromisos de contratos.

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