A pocos meses –quizá unas semanas- de que se conozca el nombre del candidato presidencial del PRI, los suspirantes comienzan a sentir la presión de sus acciones y sus omisiones.

 

Atizados por enemigos y otras por amigos, los fuegos de los errores se magnificarán o minimizarán de acuerdo a cómo se vayan moviendo los nombres en las encuestas finales.

 

Al canciller Luis Videgaray se le agregará en sus deberes el hecho de no haber logrado un consenso para condenar la situación política en Venezuela, durante la reciente reunión de la Organización de los Estados Americanos, en Cancún.

 

Se esperaba que ante la pérdida del liderazgo de los Estados Unidos en la región, México recuperara el papel protagónico que alguna vez tuvo.

 

Pero entre la inexperiencia de Videgaray y la situación que vive nuestro país –que no puede presumir internacionalmente el respeto a los derechos humanos-, la intentona por sancionar al gobierno de Maduro fracasó rotundamente.

 

Otro de los presidenciables que están en la mira de la opinión pública es el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong.

 

Al secretario de Gobernación se le responsabiliza del incremento de la delincuencia organizada y recientemente como responsable del espionaje del que fueron –o son- objeto periodistas, activistas, defensores de derechos humanos y otros sujetos de interés para el Estado mexicano.

 

Repelente a los reflectores, con apenas trato con la prensa, Osorio es el responsable de la seguridad interior y no faltará quien le responsabilice directamente de ordenar el espionaje.

 

Son los presidenciables más vistos; los otros, como Aurelio Nuño, José Narro y ahora el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, han tenido un mes tranquilo, sin intervenciones en temas escabrosos.

 

Pero ello no significa que estén exentos de sobresaltos, de aquí a la fecha de la decisión presidencial.

 

 

Nunca se había visto en la historia de México que un general secretario de la Defensa Nacional hiciera un llamado tan duro para condenar la corrupción y la impunidad imperantes.

 

El general Salvador Cienfuegos dijo que la corrupción y la impunidad “han dañado nuestra democracia, nuestra economía, profundizado la desigualdad incrementando la violencia y minando la credibilidad de las instituciones públicas’’.

 

¡Gulp!

 

A ver si a él sí le hacen caso.

 

Igual que hace seis años, en el Estado de México, el gobernador se prepara para contraer nupcias.

 

Este sábado 24 se casará en una ceremonia privada, el gobernador y suspirante presidencial Eruviel Ávila con la empresaria María Irene Dipp.

 

Al igual que ocurrió con Enrique Peña antes de concluir su mandato como gobernador, Eruviel Ávila se casará cuando tiene aún tres meses que cumplir como gobernador del estado.

 

Viudo recientemente –en marzo falleció su primera esposa, de la cual tenía divorciado una década-, Eruviel ha figurado en algunas encuestas como precandidato del PRI a la Presidencia.

 

Pese a ser del Estado de México, el aún gobernador no forma parte de la cúpula de Atlacomulco que gobierna la entidad desde hace décadas.

 

Él es de Ecatepec, el municipio más peligroso del país.

 

aarl