El primer encuentro entre los presidentes de EU y Rusia, Donald Trump y Vladimir Putin, respectivamente, durante la Cumbre del G20, en Hamburgo, Alemania, el 7 y 8 de Julio, tendrá proporciones históricas, por múltiples razones.

 

Se da en medio del tenso debate sobre la interferencia rusa en las elección que favoreció a Trump, de la investigación sobre la posible colusión de su equipo con rusos, de ataques cibernéticos, la fricción en Siria y nuevas sanciones económicas a Moscú.

 

Temas que contrastan con elogios de Trump a Putin y su renuencia a aceptar la penetración de computadoras del sistema electoral en 39 entidades de EU, revelada por las agencias de inteligencia de esta superpotencia; investigación que habría generado otra para determinar si Trump incurrió en obstrucción de la justicia.

 

Un clima político y diplomático tenso nunca visto desde el fin de la Guerra Fría, cuando las superpotencias se encaminan a una confrontación por el espacio aéreo en Siria y por la eventualidad de represalias rusas por las nuevas sanciones económicas contra esa superpotencia aprobadas por 98 votos a 2, en el Senado de Estados Unidos.

 

Rusia solicitó que se tratara de una reunión bilateral formal entre los dos líderes, en momentos en que las sanciones económicas hacen impacto en la economía de ese país, cuyos ingresos económicos por exportaciones petroleras se desplomaron de 2.3 billones de dólares a 1.3 billones de dólares en 3 años y las reservas monetarias de 86 mil millones de dólares a 17 mil millones de dólares.

 

“Debemos normalizar un diálogo basado en intereses claves de Estados Unidos y Rusia” dijo Sergey Lavrov, el canciller Ruso, quien ya se reunió en la oficina Oval con Trump.

 

Pero el equipo de Seguridad Nacional de Trump, preocupado porque una entrevista más formal generaría la impresión de “mejora en la relación bilateral entre Washington y Moscú” optó por un encuentro más sencillo, similar al de Barack Obama con Putin en Antalaya, Turquía, en 2015, y Hangzhou, China en 2016.

 

El Genera McMaster declinó hablar de la agenda, pero dijo que Trump buscará forjar “una relación más constructiva y disuadir conflictos buscando áreas de cooperación.”

 

Los demócratas temen que Trump pierda la oportunidad de reclamar a Putin el hackeo ordenado por el presidente ruso y orquestado por la inteligencia militar de ese país, para hackear los servidores de Hillary Clinton, el partido Demócrata y de John Podesta.

 

Además, Trump es criticado porque en lugar de preparar argumentos para evitar dar la impresión de ser débil o ignorante en su primer encuentro con Putin, prefirió librar su irracional guerra con los principales medios de comunicación, afirmando que “Twitter es la nueva prensa” y acusándolos de manipular la información.

 

“Es raro y potencialmente peligroso que un Presidente de Estados Unidos vaya a un encuentro que podría ser determinante con otro Jefe de Estado, especialmente el Señor Putin, con tan poca preparación” dice Michael Mc Faul, quien fue embajador de Estados Unidos en Rusia, bajo la administración Obama.

 

“El Presidente Trump debe presionar duro contra la interferencia Rusa en nuestra elección advirtiendo que no vamos a tolerarla, presionar a Putin a revocar la anexión de Crimea así como respetar a Ucrania”, dice el Congresista Adam Schiff, del Comité de Inteligencia.

 

Analistas y estrategas coinciden en que “sin antecedente histórico”, Trump -involuntariamente- reitere su indiferencia hacia la OTAN y al esfuerzo mundial de París para mitigar los efectos del Cambio Climático, apoyando la agenda de Putin, de debilitar a la OTAN y reducir la explotación petrolera y de carbón.

 

“Cuando tienes una política externa desorganizada -como parece en esta administración-, existen riesgos de que se puedan adquirir compromisos que -sin evaluación previa- tengan un impacto negativo en otros intereses” dice Mc Faul.

 

aarl