Desde el inicio de la actual década se ha tratado de limitar la difusión de diversas expresiones que destaquen la actividad del crimen organizado, principalmente en su modalidad de narcotráfico.

 

La llamada “narcocultura” ha ocupado el tiempo de servidores públicos que, al igual que un gran sector de la sociedad, creen que hace apología del delito. La expresión no es nueva, tiene orígenes en Sinaloa y aunque su inicio fue un concepto rural; ha llegado a las urbes.

 

Omar Nieto, autor del libro “Las Mujeres Matan Mejor”, declaró a L’Indro en 2015 que “el hecho de crear y difundir estereotipos sobre el tráfico de drogas, parece muy grave”; aunque señaló que en el caso de la literatura esto no es nuevo.

 

El problema, apuntó, es que la industria del entretenimiento impide la comprensión profunda del fenómeno.

 

Límites

 

Los intentos por aminorar el impacto de la narcocultura a través del entretenimiento se han dado en varios estados.

 

En Querétaro, Tamaulipas, Tijuana, Sinaloa, Hidalgo y otras entidades se vio como recurso primario, limitar los conciertos de ciertos cantantes que interpretan narcocorridos.

 

En respuesta hubo protestas, quema de escenarios, entre otras rebeliones a favor de esa música y sus intérpretes.

 

Alfredo Ríos, “El Komander” es uno de los principales artistas que se han topado con estas medidas, sin embargo no sólo son canciones o cantantes. Emisoras de radio, televisión y empresas organizadoras de eventos; están involucradas en la difusión de este modelo, que dicen sus detractores, se vuelve aspiracional.

 

En 2015, en Querétaro, el diputado Jorge Arturo Lomelí emprendió la batalla por prohibir los conciertos de El Komander y además limitar la reproducción de su música en la entidad.

 

Fue hasta octubre de este año que la discusión cobró otro matiz, cuando los presidentes de las comisiones de Radio y Televisión de la Cámara de Diputados y del Senado de la República, Zoé Robledo Aburto y Lía Limón García; trataron el tema -otra vez- ahora de manera oficial.

 

El objetivo es limitar la transmisión de las llamadas “narcoseries”, pues aseguran que violan la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.

 

Ver: Las narcoseries y su irresistible atracción

 

Señalan a las televisoras concesionadas de violar varios artículos de esa legislación.

 

“La Subsecretaría de Normatividad de Medios y la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, así como el Instituto Federal de Telecomunicaciones no deben ser omisos ante las estaciones de televisión comercial que violentan la norma vigente y, sobre todo, promueven la apología de la violencia y hagen ver al narcotráfico y sus actividades como un modelo de vida aspiracional”; se lee en el documento en manos del Congreso.

 

El origen

 

La Comisión Nacional de Seguridad expuso en su estudio “Jóvenes y Narcocultura”, expone que la narcocultura es entendida como un marco de códigos, prácticas (gusto por música, personajes, etc), lenguaje, empieza a gestarse a partir del contrabando de drogas.

 

Señala que surge en el municipio de Badiraguato, en la sierra de Sinaloa, en donde ha tenido su mayor expresión como una identidad muy particular.

 

“Su origen se remonta a la década de los años cuarenta -cuando se inicia la siembra de amapola en esa región-, pero es hasta los años setenta cuando se puede identificar como una manifestación aceptada y adoptada por la población del lugar. Es un fenómeno eminentemente rural y aunque se ha transformado, adquiriendo otras características, conserva esas raíces. Se constituye como una visión del mundo particular, con valores, creencias, normas, definiciones, usos y costumbres”; dice el texto.

 

Jovenes y Narcocultura by Deb Cordero on Scribd

 

La defensa

 

Epigmenio Ibarra, productor y responsable de El Señor de los Cielos, una de las narcoseries con mayor audiencia; dijo a El financiero que “estamos enfrentando a una campaña brutal, la corrupción del gobierno. Ése es el centro, no las series que hablan del narco y que cuentan la corrupción, eso es echarle la culpa al mensajero”.

 

La aclaración de los detractores vino después, sólo quieren que se reclasifiquen este tipo de series y tengan horarios especiales.

 

Ver: Senadores quieren narcoseries, solo de madrugada

 

Hasta el momento no hay respuesta integral a este tema en el Congreso de la Unión.

 

Lo cierto es que se define un capítulo más de la batalla entre políticos y la narcocultura, que generalmente se ha llevado en otras trincheras, como la cultural.

 

 

dca