Poco antes de las 2 de la tarde (hora de México) y sobre una alfombra roja, Enrique Peña Nieto dio sus primeros pasos en tierras uruguayas. Descendió, elegante, del avión TP-01 de la Fuerza Aérea Mexicana, en el que le había dado “aventón” a su ahora anfitrión, el primer mandatario de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, conocido como “el presidente más pobre del mundo”.

 

Venían de Chile, donde la prensa local comparó a Peña con “Johnny Bravo”, y, a Mujica lo llamó el “presidente sin calcetines”.

 

Llegaron al aeropuerto internacional de Carrasco, en Montevideo, y luego de descender se abrazaron. Peña, de traje y corbata; Mujica sin corbata, con zapatos cafés de suela de goma, y con un saco azul con arrugas. Sonrieron a las cámaras.

 

“Pepe” Mujica -que vive en una casa de interés social- pidió “aventón” aéreo porque no tiene avión presidencial: viaja sin guardaespaldas en vuelos comerciales con una comitiva reducida a su mínima expresión. Incluso, mientras Mujica desmentía algunas versiones sobre la compra de un avión presidencial el año pasado, el gobierno mexicano se preparaba para comprar una aeronave que podrá transportar más de 200 pasajeros, por seis mil millones de pesos.

 

Los presidentes pasaron revista a tropas uruguayas y rindieron los honores a las banderas. Y se fueron a una escuela.

 

Durante la visita, que duró apenas unas horas, Peña visitó a niños beneficiados por el programa Ceibal, la iniciativa pionera del gobierno uruguayo que otorga máquinas a los infantes de educación básica. Se acercó a varios pequeños, sostuvo sus computadoras y luego acudió a una reunión con Carlos Alberto Álvarez, general de la Asociación Latinoamericana de Integración.

 

Luego de realizar una reunión junto con las comitivas de ambos países -al mexicano lo acompañaron los secretarios de Relaciones Exteriores, de Economía y de Educación- ya en el mensaje a medios ofrecido por ambos mandatarios, Mujica tomó del brazo a Peña y aseguró que México está lejos, pero está “cerca” del corazón de los uruguayos y aseguró que hay compromiso de colaboración entre ambos países. Y recordó la hospitalidad que nuestro país ha tenido para albergar a uruguayos exiliados de la dictadura.

 

“Somos amigos de México y vamos a hacer todo lo que podamos en el campo de Mercosur, para estar cerca. Le tenemos gran respeto al gobierno actual mexicano, y siempre México en momentos difíciles nos dio la mano. Recordamos perfectamente al gobierno anterior que nos defendió con vigor en la pomposa organización de los 20, donde México está”, dijo Mujica.

 

Peña, por su parte, aseguró que México definirá mecanismos para mayor cooperación e intercambio no sólo comercial sino cultural con ese país, y dijo, estará abierto a recoger experiencias exitosas de países “hermanos” como Uruguay.

 

Y llegó la noche, Mujica -el mandatario que dona 90% de su salario y maneja un Volkswagen valuado en menos de dos mil dólares- ofreció una cena a Peña. Las comitivas comieron bien: 17 kilos de French Rack, un corte de res con hueso uruguayo, que busca entrar para comercializarse en México.