Daniela, una niña de siete años, abrió los ojos lo más que pudo cuando vio que su tío bajaba del Buque Escuela Cuauhtémoc de la Marina Armada de México. Saltó de la fila donde los familiares aguardaban impacientes, y corrió por el muelle de la Octava Región Militar entre los oficiales de la Marina vestidos de gala.

 

Ayer no fue a su escuela en Unión Hidalgo, Oaxaca, porque quiso acompañar a su mamá hasta el puerto de Acapulco, donde atracó el navío después de seis meses y 17 días en altamar.

 

”Papá, llegaste!”, exclamó Daniela cuando se abalanzó a la cintura de Humberto López, tercer maestre sastre. ”Siento muy bonito, mucho cariño porque lo extrañaba mucho. Es mi héroe”, dijo la pequeña.

 

López, aún vestido con el uniforme de faena, playera blanca de rayas oscuras y pantalón blanco, apretaba los labios para no llorar frente a su hermana, Miriam. La brisa del mar que le humedecía la cara fue el pretexto para limpiarse los ojos antes de que lo traicionaran las lágrimas. A Miriam no le importó y dejó ver sus sentimientos.

 

Estar en la Armada es lo mejor que me ha pasado en la vida. Tengo 15 años en la Armada y me siento muy orgulloso“, exclamó el tercer maestre.

 

El buque zarpó de la bahía el 25 de abril de 2015 con 42 cadetes, entre ellos nueve mujeres. Una de ellas, Andrea Michelle Mauleón Rodríguez, originaria del puerto de Veracruz. Fue la cadete más distinguida en el Crucero de Instrucción Levante Mediterráneo 2015.

 

Durante su aprendizaje, los cadetes visitaron 15 puertos de 13 países, entre ellos Panamá, Estados Unidos, Puerto Rico, Irlanda, España, Francia, Grecia y Turquía donde conocieron otras culturas y probaron diversos platillos, pero varios deseaban llegar a México para comer barbacoa, pellizcadas, mole o tamales.

 

“Estoy contenta de volver, extraño a mi familia, platicar con mi mamá y su comida. Aunque haya conocido otros países y otras culturas y probado otras comidas nada se compara con México”, aseguró la estudiante de ingenieria en ciencias navales, de 19 años de edad, aspirante de primero, quinto año, cuerpo general.

 

El Buque cruzó cuatro mares, el Océano Pacífico, el Mar Caribe, el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, pero ninguno se compara con la Bahía de Acapulco, le comentó uno de los cadetes a su familia.

 

“Voy a comer tamales oaxaqueños de mole y, por qué no, un mezcal”, recordó López. “Estoy ansiosa de llegar y contra las experiencias que viví, Yo le pedí un buffet de todas mis comidas favoritas. barbacoa, chiles rellenos, enchiladas y panuchos”, dijo animada Mauleón Rodríguez, quien está feliz y desea ser comandante del Buque Escuela Cuauhtémoc o secretaria de Marina.

 

Música y cañones

 

Las maniobras de arribo al muelle fueron interrumpidas por cuatro explosiones. Era el saludo al cañón. Los disparos de salva calibre .57 anunciaban el destino final. Acapulco a la vista! En el velero las canciones de José Alfredo Jiménez y Pepe Aguilar le daban ritmo al trabajo de los marinos que jalaban cuerdas, conducían el timón o daban órdenes.

 

Escoltado por dos lanchas interceptoras de la Marina Armada de México y un helicóptero MI-16 artillado, el Buque Escuela se aproximó al muelle.

 

—Rumbo timonel uno, cero, seis. Gritó el velerista.

 

—Distancia al muelle?, pregunto de un grito el capitán de navío, Pedro Mata Cervantes

 

A babor la caña… caña a babor. A la vía la caña… Veinte a estribor… distancia al muelle…420 yardas… se repetían las órdenes hasta tres veces de un mando a otro para dirigir el navío. Los cadetes entonaron el himno de la Escuela Naval Militar.

 

Durante el crucero escuela en el sanatorio se realizaron 40 extracciones de muelas del juicio, 13 operaciones, una de apéndice, y cinco marinos recibieron la noticia de que son papás. Uno de ellos es el médico de la embarcación y cuatro cabos más. Sus parejas dieron a luz en tierra entre el 26 de junio y el 20 de octubre.

 

“Ya quería que llegara. Estoy muy contenta”, exclamó Maripaz, mamá de Xanath, la pequeña que nació en el DF y cuyo nombre de origen totonaca significa flor hermosa.

 

El papá no pudo ocultar su alegría. “Estás hermosa”, le dijo y la protegió con su pecho. Estaba bañada en sudor, pero dormía tranquila.

 

Con el himno nacional terminó la ceremonia oficial. Fueron recibidos alrededor de las 14:00 horas por el secretario de Marina, Almirante Vidal Francisco  Soberón Sanz,y el secretario de la Defensa, general Salvador Cienfuegos Zepeda.

 

El primero deseó mucha suerte al nuevo gobernador de Guerrero, Hector Astudillo.

 

En el buque también viajaron Artur Santos Paix, cadete de la Armada de Brasil, y Pierre Pérez, teniente de fragata de la Armada de Perú.

 

”’Estoy muy contento, voy a buscar a mi Agregado de Brasil que vino a verme y quiero ir a comer comida mexicana, fue una gran experiencia y grandes compañeros”, agradeció Santos.

 

Un viaje sin novedad y un crucero exitoso que cumplió los objetivos de educación de calidad, subrayó Soberón Sanz, en su discurso de bienvenida.

 

Abrazos, muchos abrazos, fue un viaje inolvidable para todos.