WASHINGTON. Las imágenes de furia y batallas campales se repitieron de nuevo en una ciudad de Estados Unidos. Esta vez Milwaukee después de que un agente afroamericano matara a un hombre negro armado. Todo comenzó el sábado por la tarde, cuando dos policías detuvieron a dos personas en un auto.

 

El gobernador de Wisconsin, Scott Walker, autorizó el despliegue de la Guardia Nacional en esa localidad para prevenir que se repitan las protestas, que la noche del sábado derivaron en enfrentamientos con la policía y el incendio de varios negocios y de una gasolinera.

 

Los disturbios, que se saldaron con tres detenidos y un policía herido por un ladrillo lanzado contra su vehículo que le dio en la cabeza, tuvieron como desencadenante la muerte esa misma tarde de Sylville Smith, de 23 años, que trató de huir a pie cuando los agentes detuvieron el automóvil en el que viajaba. Smith tenía en la mano una pistola semiautomática que había robado en marzo en otra localidad de Wisconsin, Waukesha, según el comunicado oficial.

 

Cuando Smith salió del vehículo e intentó huir, el policía “le pidió que soltara su pistola, pero no la soltó” y fue entonces cuando el agente le disparó en el pecho y en el brazo, lo que provocó su muerte en el acto, aseguró Barrett.

 

El agente, que no ha sido identificado y estará de baja mientras dure la investigación estatal, llevaba una cámara adherida al uniforme para grabar su interacción con la comunidad, una medida que han tomado varios departamentos de policía del país ante las denuncias de violencia injustificada contra las minorías.