Las intenciones de los autodenominados anarquistas de llegar al Zócalo capitalino y en el trayecto causar destrozos se vieron apagadas por un cerco de 300 granaderos que les cortaron el paso en Avenida Juárez.

 

Armados con palos, rocas y botellas, el contingente de unos 60 manifestantes, en su mayoría jóvenes entre 15 y 25 años de edad, partieron desde el Ángel de la Independencia rumbo a la Plaza de la Constitución, se vieron superados ampliamente por los policías que los escoltaron en su ruta.

 

La convocatoria lanzada hace unos días respondía a “la liberación inmediata” de Jorge Mario González, presunto anarquista detenido el pasado 2 de octubre, y de los demás “presos políticos”, pero no dio los resultados esperados.

 

Con una demora de 40 minutos, los inconformes se enfilaron por Paseo de la Reforma y cuatro columnas de granaderos avanzaban con ellos impidiendo que en el trayecto realizaran pintas o algún otro destrozo en la vía pública.

 

Los ánimos y el paso firme que mantenían culminaron a la altura del Hotel Hilton, cuando un valla de aproximadamente 100 uniformados, con escudos, no los dejaron avanzar. Luego de una hora de mantenerlos “encapsulados”, decidieron encaminarse al Monumento a la Revolución.

 

Al arribar a la Plaza de la República, el personal de la SSP-DF se quedó a resguardar el monumento, y los encapuchados, reunidos en las carpas de la CNTE, decidieron culminar su protesta con un “Metro Popular” en la estación Revolución, para entonces quedó una veintena de jóvenes.