La polarización dentro del PRD está a todo lo que da. Más, si se trata de 2018.

 

Dos grandes posturas se manifiestan desde ahora:

 

-Los que quieren una alianza con Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena y en dos ocasiones (2006 y 2012) candidato presidencial del propio PRD.

 

-Y los que quieren una alianza con el Partido Acción Nacional, su actual compañero en varias de las elecciones que se llevarán a cabo el próximo 5 de junio.

 

En el primer escenario –la intención de aliarse con el tabasqueño para la elección presidencial- está la actual corriente mayoritaria del partido: Alternativa Democrática Nacional (ADN) que encabeza el mexiquense Héctor Bautista.

 

A ese bloque –a la fecha el de mayor poder en el PRD, subrayémoslo- se suman algunas otras corrientes (ADN y Vanguardia Progresista, entre otras) que, en los hechos, se están integrando desde ahorita a los morenos en algunas entidades.

 

El caso más evidente en este tenor es el de los Galileos –con Guadalupe Acosta Naranjo y Fernando Belaunzarán al frente- que han sumado su apoyo al candidato de Morena en Zacatecas, David Monreal.

 

En el segundo escenario –el de aliarse con el PAN- está la disminuida corriente de los Chuchos, Nueva Izquierda (NI), que dirige Jesús Ortega.

 

El intento previo más importante de los Chuchos en esa línea fue concretar, para estas próximas elecciones a gobernador, la alianza del PRD con el PAN en Puebla (Ortega es gran amigo y aliado del mandatario estatal Rafael Moreno Valle). Sólo que ahí se interpuso el actual dirigente del Sol Azteca, Agustín Basave, y la alianza se vino abajo.

 

La polarización en el PRD rumbo a 2018 es tan profunda, que el partido está prácticamente partido en dos. La mitad por irse con López Obrador de nuevo; y la otra mitad por sumarse al blanquiazul (buena parte opina que esta alianza con el blanquiazul a nivel presidencial sólo podría proceder con un candidato externo).

 

Y si renuncia Basave…– A este rejuego dentro del PRD con vistas a 2018 se suma la posible renuncia de Agustín Basave en cuanto pasen las elecciones del 5 de junio.

 

El presidente perredista ha pensado en ello “muy en serio”, según ha confesado a varios de sus amigos, y en cuanto pasen los comicios tomará la decisión final.

 

Es por ello que en ADN –corriente que, junto con el bloque que le apoya, llevó a Basave a la presidencia del partido el año pasado- andan ya movidos buscando sucesor. Por si acaso.

 

Para ADN y los suyos es fundamental elegir a un nuevo presidente –afín a su grupo, por supuesto–, pues de no haber elección en caso de que Basave renuncie, quien asumiría el cargo de presidente nacional sería la actual secretaria del partido, Beatriz Mujica, figura perteneciente a la corriente de los Chuchos, quienes, como ya dijimos, no tienen actualmente mayoría en el PRD.

 

Pero si se da el caso de la partida de Basave, los Chuchos –aun en minoría– volverían a hacerse del liderazgo del partido y se convertirían de nueva cuenta en los interlocutores privilegiados del gobierno.

 

Es decir, serían ellos los grandes negociadores con vistas a la elección presidencial.

 

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