PEKÍN. El famoso “crecimiento a tasas chinas” se terminó. El gobierno chinó confirmó que su economía se ralentiza con una rebaja de su objetivo de crecimiento a alrededor de 7%, medio punto menos que en los últimos tres años y el ritmo más bajo de crecimiento del país en un cuarto de siglo.

 

En su discurso en la inauguración del plenario anual de la Asamblea Nacional Popular de China, el primer ministro, Li Keqiang, estableció las líneas maestras de la política gubernamental del gigante asiático para este ejercicio, que muestran la aceptación por parte de Pekín de que la segunda economía mundial siga ralentizándose.

 

“El objetivo de crecimiento de aproximadamente el 7% tiene en consideración lo que es necesario y lo que es posible”, dijo Li en su alocución ante el Legislativo del gigante asiático.

 

Tras un incremento del PIB del 7.4% el año pasado, que fue el menor dato desde 1990 y que no alcanzó a cumplir lo que las autoridades chinas se habían propuesto (7.5%), el gobierno se ha fijado para 2015 objetivos más asequibles.

 

Junto al del PIB, Li también anunció una meta anual de la inflación de alrededor del 3%, medio punto por debajo de las de los últimos años -aunque por encima del aumento de los precios del 2% que se registró al cierre de 2014-.

 

Completan las metas fijadas por Pekín un déficit público del 2.3 % del PIB, un aumento del comercio exterior de cerca del 6 % y la creación de diez millones de empleos en las ciudades con una tasa de paro en el ámbito urbano por debajo del 4.5 % (actualmente en el 4.09 %) y la reducción del uso del carbón en la energía y de las emisiones contaminantes.

 

El objetivo oficial de cerca del 7% de crecimiento del PIB es el menor de la última década y remite al del periodo 1999-2004 cuando, recién superada la crisis financiera asiática de finales de siglo, China tomaba el empuje que le iba a llevar a auparse como segunda economía mundial.

 

Entre 2005 y 2011, los objetivos anuales del gobierno chino se situaron en el 8%, hasta que entre 2012 y 2014, en vista de que los tiempos de crecimiento en dobles dígitos iban quedando atrás, se redujo al 7.5 %.

 

Como complemento y justificación de este rebajado programa macroeconómico, el primer ministro chino avanzó que su gobierno se propone profundizar las reformas económicas estructurales para que el crecimiento sea más sólido a largo plazo. Una de las reformas prioritarias, según el dirigente chino, es la del sector financiero, con la creación de un sistema de garantía de los depósitos bancarios y el impulso de las finanzas por internet y el establecimiento de más bancos privados.

 

El primer ministro chino señaló asimismo que se acelerará la reforma de las empresas estatales con la introducción de capital privado con el fin de desarrollar la economía de propiedad privada y abrir su acceso a más ámbitos, señaló el primer ministro.

 

Junto a éstas, abundó Li, se potenciarán la reforma rural y de la propiedad de las tierras, de los precios y en las industrias energéticas.

 

Todas las aspiraciones expuestas en la Asamblea Nacional Popular, según el primer ministro, van en sintonía con la etapa de menor expansión económica que vive el gigante asiático y a la que las autoridades chinas llaman, como también hizo Li, la “nueva normalidad”.

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