Con 408 votos a favor, 254 en contra y 33 abstenciones, el Parlamento Europeo aprobó el CETA, el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá. Los eurodiputados conservadores, los liberales y parte de los socialdemócratas se inclinaron por el voto afirmativo mientras los extremos ideológicos a derecha e izquierda votaron en contra junto a algunos socialdemócratas.

 
El CETA, que ya fue ratificado por el Parlamento canadiense, entrará en vigor de forma provisional en abril aunque su ratificación definitiva deberá esperar a la aprobación de los 28 parlamentos nacionales de la UE.

 
La comisaria europea de Comercio Cecilia Malmström -que ostenta el poder de negociar en nombre de todo el bloque porque los países miembros cedieron la competencia de comercio internacional a la UE- mostró su satisfacción ante lo que considera casi una victoria contra el trumpismo: “El proteccionismo no funciona, las barreras, los muros, no son la respuesta”.

 
La negociación del CETA, un acuerdo de largo alcance que va mucho más allá de rebajar aranceles, duró siete años y desde Bruselas se ve como el hermano menor del ahora bloqueado TTIP, que durante los últimos tres años se negoció con Washington y que la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump dejó congelado.

 
La ultraderecha votó contra el CETA porque lo considera un paso más en la globalización contra su idea del retorno de competencias a las naciones. Los ecologistas y la ultraizquierda consideran que refuerza el poder de las multinacionales sobre los Estados y que afectará negativamente a las políticas sociales y ambientales.

 
Para quienes votaron a su favor, el CETA es “una oportunidad única para la Unión Europea si quiere tener un mayor protagonismo en la economía mundial”, como resumió el eurodiputado conservador letón Artis Pabriks, encargado del informe parlamentario sobre el acuerdo. El premier canadiense Justin Trudeau participará el jueves en un debate sobre el CETA en el Parlamento Europeo.

 

 

Ventajas

 
Elimina los aranceles de casi el 99% de los productos comercializados entre Canadá y la UE. En algunos sectores clave para los europeos, como el automotriz, hoy ese arancel alcanzaba el 18%. Los productos agrícolas verán desaparecer 90% de sus aranceles.