El 23 de septiembre, el quarterback de los Packers Aaron Rodgers envió un mensaje a sus aficionados.

 

 

“Tranquilos, vamos a estar bien”. Habían pasado tres jornadas de la campaña 2014 de la NFL y Green Bay, uno de los aspirantes al título marchaba con dos derrotas y una victoria.

 

Pocos días después, Tom Brady, ganador de tres Súper Bowls, fue enviado a la banca en el partido en que los Patriots naufragaron ante los Chiefs y la marca de su equipo quedó en 2-2.

 

Se empezó a hablar del ocaso de Brady, pero este insistió que podían recuperarse: “Tenemos calidad y siempre encontramos la manera de recuperarnos cuando pasamos momentos difíciles”.

 

Los pronósticos de ambos se cumplieron. El domingo, los Patriots y Packers se enfrentan en el Lambeau Field, todo un posible anticipo del Súper Bowl.

 

Se miden los dos equipos más consistentes de la NFL en una campaña en que los débiles han dado campanadas ante potenciales candidatos a la postemporada, como sucedió la semana pasada cuando los Raiders vencieron a los Chiefs, o días antes cuando los Jets, con apenas un triunfo en la campaña, derrotaron a los Steelers.

 

Nueva Inglaterra llega con una racha de siete triunfos en fila y muestra estadísticas impresionantes: en las tres jornadas anteriores ha vencido a líderes de división (Broncos, Colts y Lions), y en cuatro partidos consecutivos ha ganado por diferencia de al menos 22 puntos. En esa seguidilla han anotado 277 puntos por 137 recibidos pero a la defensa también han brillado al limitar a potentes ofensivas: Los Broncos anotaron 21 puntos y los Colts 20, mientras que Calvin Johnson y Golden Tate, de los Lions, una de las mejores parejas de wide receivers en la liga, no marcaron un touchdown.

 

Otra muestra de su poderío al ataque es que en esos siete partidos sólo en uno han anotado menos de 30 puntos. Parte de ese éxito se explica por el gran año que está teniendo el tight en Rob Gronkowski, que ha recibido 58 pases para 821 de avance y nueve touchdowns.

 

Sus oponentes tienen credenciales más discretas, ya que han ganado siete de los últimos ocho partidos, aunque sus rivales (Bears, Vikings, Panthers) no son de la estatura de los que los Patriots han vencido.

 

Si al principio de la campaña Rodgers declaró que les faltaba velocidad al ataque, la paliza que dieron a Eagles dos jornadas atrás demostró que ya están en ritmo. Jordy Nelson y Randall Cobb, los receivers, tienen 9 touchdowns cada uno, mientras que Nelson superó las 1.000 yardas por recepciones y Cobb ya rebasa las 800. El quarterback cuenta con 30 anotaciones contra apenas 3 intercepciones.

 

En un encuentro tan balanceado los duelos en defensa y ataque son determinantes. En ese choque la defensa de Green Bay puede inclinar la balanza a su favor ya que un rejuvenecido Julius Peppers y un recuperado Clay Matthews serán un duro escollo para los Patriots.

 

Otro duelo será el de los receivers de Nueva Inglaterra contra la defensa secundaria de Packers, en la que el novato Ha-Ha Clinton Dix ha tenido una buena campaña y es tercero en tacleadas en el equipo con 61. Probablemente él sea el elegido para neutralizar a Gronkowski.

 

Hace un mes, en el duelo entre los dos mejores equipos de la Americana, los Patriots despacharon a los Broncos. Ahora se miden las dos que van mejor en la liga, el perdedor podría tener revancha en febrero. OB

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