Hace un par de semanas los industriales azucareros americanos agrupados en la American Sugar Alliance (ASA) presentaron una demanda de “dumping” en los precios del azúcar que México exporta a Estados Unidos. Esta acción de nuestros vecinos podría ser la estocada para la principal agroindustria del país que, dicho sea de paso, atraviesa por una severa crisis por la volatilidad de las cotizaciones en el mercado doméstico desde hace varios meses, generada por una sobre producción.

 

México produjo en el ciclo 2012/2013 casi siete millones de toneladas, y en el 2013/2014 que está en curso superará los seis millones. El consumo nacional apenas rebasa los cuatro millones, por lo que tiene que exportar más de dos millones de toneladas; el mercado más atractivo es el norteamericano, a donde pueden enviar todos sus excedentes gracias al “TLC azucarero”, en vigor desde el año 2009. El mercado mundial del azúcar tiene un precio inferior al de Estados Unidos por lo que a los industriales mexicanos les resulta más conveniente vender sus excedentes a los vecinos.

 

Nuestros “partners” comerciales, que siempre están pensando cómo apretarnos el pescuezo o “darnos de garrotazos”, no están muy felices que digamos con esta situación, y buscan la manera de frenar las exportaciones mexicanas, argumentando que la industria nacional recibe subsidios, que el precio de la caña que los industriales pagan a los productores es bastante caro como para vender a los niveles mencionados en Estados Unidos, que varios grupos azucareros han recibido subsidios para coogenerar energía. Marrullerías y “mala leche” abundan en el texto de su demanda.

 

Los industriales americanos pretenden que Estados Unidos imponga una cuota compensatoria de 12 centavos la libra al dulce mexicano, lo que significaría, de prosperar la demanda de “dumping”, que quien quiera venderles tendría que hacerlo sobre el precio del Contrato (22 centavos de dólar la libra) más los 12 centavitos que sugieren, o sea un 50% más, lo que hace incosteable el negocio. Si no se actúa rápidamente en este asunto, la mencionada cuota compensatoria podría ser aplicada en junio próximo. Peor se las cuento, aquellos reclaman un daño económico por más de mil millones de dólares. Y por si lo anterior no fuera suficiente, los productores estadunidenses de “polvito blanco”

 

ampliaron el viernes pasado la demanda de “dumping” a varios productos que se elaboran en nuestro país con un contenido de azúcar del 65% (dulces, chocolates, refrescos y muchos más), y que se exportan a aquella nación, lo que obviamente resulta preocupante para una buena cantidad de industrias.

 

Los representantes de los industriales azucareros mexicanos y funcionarios de la secretaría de Economía tendrán que demostrarle a las autoridades competentes de Estados Unidos que son falsos de toda falsedad los argumentos que presentaron los azucareros norteamericanos en su demanda. Pero también habrá que ver cuál es la respuesta del gobierno mexicano si Estados Unidos impone una cuota compensatoria a las exportaciones mexicanas de azúcar. Lo que cualquiera esperaría es que la secretaría de Economía “les pague con la misma moneda” a nuestros “partners” fijando un arancel a las importaciones de alta fructosa provenientes de Estados Unidos, que en los últimos años han superado un millón de toneladas anuales (base seca), y que según algunos especialistas, también entran al país a precio “dumping”, impactando las cotizaciones del azúcar en México. ¡La Ley del Talión, pues!

 

La primera audiencia en donde se presentarán argumentos y pruebas de los industriales azucareros mexicanos para demostrar que no hay “dumping” y que la industria no recibe subsidios, se llevará a cabo este “viernes santo”. El encargado de defender este asunto por parte de México es Juan Cortina Gallardo, presidente de la Cámara Azucarera, quien del negocio sabe bastantito.

 

¡Duro, duro, duro… contra el imperio! Se escucha en las tribunas. Aunque nunca faltan los mexicanos que se alegran por la demanda.