“Me voy del país por seguridad”, anunció ayer ante medios de comunicación el padre Gregorio López, quien en días anteriores causó polémica por denunciar la presencia de los Caballeros Templarios en Tierra Caliente, portar chaleco antibalas al oficiar misa y justificar la presencia de los grupos de autodefensa, a quienes les ratificó su aprobación.

 

“Un hombre cuando se defiende legítimamente es válido. En el derecho internacional la defensa de la vida es legal y es moralmente admitida”, dijo al anunciar su exilio a la vez que confió en logros concretos del Ejército contra los Templarios.

 

En los últimos días, la Iglesia Católica ha levantado la voz en Michoacán para denunciar la violencia que se vive en la región de Tierra Caliente. El padre Gregorio López, de Apatzingán, aprobó las acciones de las autodefensas y la vicaría general de la Diócesis de dicho municipio calificó como “un error” desarmar a estos grupos en lugar de al crimen organizado.

 

Sin embargo, ayer la Iglesia Católica pidió al padre Gregorio López que “serenara” sus acciones y declaraciones sobre los grupos armados e, incluso, advirtió que dependerá del comportamiento del vicario su permanencia en el cargo.

 

Quien hizo el llamado al religioso de no dejarse llevar por el “vuelo” que le han dado los medios de comunicación fue el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez India, quien a sus 75 años envió al Papa Francisco una carta de renuncia al cargo, en la que expresó su deseo “de que pronto pueda ser nombrado un nuevo pastor que venga con nuevo vigor y creatividad a impulsar esta noble Iglesia local”.

 

Asimismo, el obispo de Apatzingán, Miguel Patiño, expresó que las acciones tomadas por López Jerónimo fueron por iniciativa personal y las desligó de los otros sacerdotes. “Él no es vocero ni vicario general  de la diócesis, y si algo está haciendo es por su cuenta. Lo decimos para que no se confundan las cosas”.

 

No obstante, en un comunicado, el pasado 16 de enero la Iglesia de Apatzingán dio su respaldo a las autodefensas “porque no tuvieron otra opción que la de las armas ante el descrédito del gobierno y del ejército que no han desmembrado, desmantelado y acabado con las células criminales que atacaron las actividades ordinarias”.

 

Incluso el mismo obispo Patiño declaró en una carta pastoral que “no hay autoridad que pare a los líderes del crimen organizado aunque estén plenamente identificados”, y añadió que “nosotros somos conscientes de que alguien debe consolar a las víctimas, pero también alguien debe frenar a la máquina que asesina”.

 

Sobre las declaraciones de la autoridad eclesiástica en Morelia a cerca de la permanencia del padre “Goyo”, Patiño sólo comentó que “está por verse si continúa en su cargo dependiendo de su comportamiento”.

 

El prelado agregó que la situación que vive la Iglesia en la región de Tierra Caliente no es fácil, y expresó que el regreso de la paz a la zona “será un proceso tardado”.

 

Es por ello, que antes de partir del país el padre “Goyo” le hizo una propuesta al presidente Enrique Peña Nieto: “Yo me encargo de que los comunitarios dejen las armas; se las van a canjear, así que consiga diez mil reses y miles de tractores, porque le voy a cambiar cien rifles por un tractos, pero no dejaré que las suelten hasta que no haya paz en Michoacán”.