El nuevo rumbo de las relaciones entre los gobiernos de Washington y La Habana es objeto hoy de una reunión extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA), que no cuenta con la participación de Cuba desde su suspensión el 31 de enero de 1962.

 

El 9 de noviembre de 1961, en uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría, Colombia solicitó una reunión de ministros de Exteriores de Latinoamérica para analizar “las amenazas a la paz y a la independencia política de los Estados” del continente.

 

Colombia aludió a “la intervención de potencias extra continentales, encaminadas a quebrantar la solidaridad americana”.

 

La convocatoria se produjo en un momento de especial preocupación por la creciente injerencia del comunismo soviético y chino en Cuba, que temían pudiera extenderse por el continente.

 

La reunión se celebró en Punta del Este (Uruguay) del 22 al 31 de enero de 1962, como órgano de consulta del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

 

El 31 de enero fue suspendida la participación de Cuba, tras una votación que arrojó 14 votos a favor de la suspensión, uno en contra (Cuba) y seis abstenciones (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México).

 

En el encuentro, los cancilleres declararon que la unidad continental y las instituciones democráticas de la región estaban en peligro por la intensificación de “la ofensiva subversiva de Gobiernos comunistas, sus agentes y las organizaciones controladas por ellos”.

 

Alegaban que el propósito de esta ofensiva era la destrucción de las instituciones democráticas y el establecimiento de dictaduras totalitarias al servicio de potencias extracontinentales, según la resolución adoptada entonces, a la que tuvo acceso Efe.

 

En la reunión, alegaron que las fuerzas comunistas querían implantarse en los países subdesarrollados y en América Latina, y como prueba citaron la toma de poder de un Gobierno marxista-leninista en Cuba.

 

Los ministros consideraron que los principios del comunismo eran incompatibles con los del sistema interamericano y, en una resolución de varios artículos, mencionaron “la continuada intervención de potencias chino-soviéticas” en América.