Bienvenida la competencia en los servicios de telecomunicaciones y de televisión en México. Ése ha sido el discurso que han escuchado los mexicanos en los últimos años, pero que ha estado lejos de materializarse en menores precios y en más y mejor calidad de servicios que reciben.

 

Según estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, los servicios de telefonía e internet que se prestan en México son caros en comparación con otros mercados, mientras que la oferta televisiva se limita básicamente a dos empresas y, por lo tanto, los precios de la publicidad en televisión son elevados comparativamente.

 

La reciente reforma a las telecomunicaciones y las nuevas atribuciones legales que se le dieron al ente regulador, han abierto mayores posibilidades a la participación de nuevos jugadores en el mercado con una cancha más pareja que favorece la competencia.

 

Por eso la noticia de que Televisa, el gigante de la televisión abierta y por cable en el país, haya decidido incursionar como proveedor de servicios de internet, de telefonía y de banda ancha móvil, debe ser una noticia positiva para los consumidores; más allá de cualquier otra consideración.

 

El anuncio del lanzamiento de Izzi telecom –que en realidad sustituirá a Cablevisión en una primera etapa- utilizando la plataforma tecnológica de redes de fibra óptica de Bestel y las redes comerciales de las empresas cableras propiedad de Televisa (Cablevisión, Cablemás y Megacable), provocará un cambio de estrategias de los competidores en el corto plazo.

 

Izzi ha planteado una oferta agresiva de servicios telefónicos de uso ilimitado con una alta capacidad de banda ancha a un menor precio que los actuales y eso cambiará la dinámica de la competencia que hemos visto.

 

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Así que el objetivo de la estrategia de Emilio Azcárraga es capturar parte de la enorme clientela que tiene Carlos Slim vía la exitosa dupla Telmex-Dish y que también usa servicios de internet; más que impactar a la clientela del triple play de Axtel o Totalplay que, por cierto, también serán afectadas.

 

Por eso no es casualidad que en la campaña publicitaria con la que ha iniciado Izzi a través de anuncios espectaculares en las calles se lea: “Ya no quiero hablar contigo. Adiós Carlos. Hola Izzi”.

 

Si bien Televisa ya posee una amplia base de suscriptores en sus canales de cable, no se puede hacer a un lado el enorme poder de mercadeo que tiene la televisora a través de sus canales de televisión abierta, particularmente en los primeros meses de posicionamiento de su nueva marca y de los servicios que ofrecerán al mercado.

 

El relanzamiento de los servicios de triple play por parte de la división de telecomunicaciones de Televisa viene en momentos en que la reforma legal al sector ya está en implementación, lo que le permite crecer aún más en el estratégico mercado de la televisión por cable, cuando su principal competidor Carlos Slim aún no está en posibilidad de ofrecer televisión de paga a través de su red y cuando tiene la liquidez suficiente para impulsar una aventura de este tamaño, una vez que vendió su participación en Iusacell.

 

La competencia desde Televisa está planteada y es bienvenida para el consumidor. Pero nada asegura que será exitosa porque ello dependerá de la respuesta de Telmex y América Móvil que seguramente será inmediata porque se han preparado para ello.

 

Es muy probable que hacia fin de año ya comencemos a ver un rediseño en flexibilidad, precio y capacidades de los paquetes de telecomunicaciones (telefonía-internet) que ofrece Telmex a sus clientes en respuesta a la agresiva oferta de Televisa. Lo mismo tendrá que ocurrir con Axtel, Totalplay o Maxcom antes de que sean desplazados del mercado.

 

Pero de eso se trata esta competencia de gigantes: que beneficie a los consumidores, porque de otra manera no sirve para nada.

 

Ahora la pieza que falta en este nuevo mapa de las telecomunicaciones, desde la perspectiva de los consumidores, es que Telmex también ofrezca video a través de sus redes, una vez que venda los activos que le fije el IFT.

 

Así que podemos cuestionar la calidad de la reforma a las telecomunicaciones -y debemos de hacerlo en aras de mejorarla- pero si los consumidores comienzan a ver los beneficios en el corto plazo, habrá sido un buen comienzo.