Ayer, la Comisión de Cambios anunció que el Banco de México intervendrá el mercado cambiario con el evidente propósito de evitar una mayor depreciación del peso frente al dólar.

 

La medida de la Comisión de Cambios -en la que participan el banco central y la secretaría de Hacienda- se da después de que en los últimos 30 días el peso se depreció 6.3 por ciento frente al dólar (tipo de cambio fix) al pasar de 13.55 a 14.40 pesos por dólar.

 

Si bien hace una semana Luis Videgaray, quien preside la Comisión de Cambios, había declarado a la prensa que no se intervendría el mercado cambiario, la depreciación de 2.6% que sufrió el peso en la última semana seguramente le hizo cambiar de opinión.

 

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La intervención que ha determinado la Comisión se hará como ya ha ocurrido en el pasado: El banco central ofertará 200 millones de dólares vía subastas cada vez que el peso se haya depreciado 1.5% en la sesión anterior. Es decir, ante una depreciación del peso de 21 centavos, las autoridades monetarias reaccionarán vendiendo dólares para evitar una escalada en la depreciación cambiaria como ha ocurrido en los últimos días.

 

La medida es acertada porque le dará mayor estabilidad a un mercado cambiario altamente volátil que podría mantenerse por un periodo prolongado amenazando las metas inflacionarias. Aunque también hay que decir que la Comisión de Cambios fue cautelosa de no ser tachada de ‘altamente intervencionista’ al determinar que sólo reaccionará cuando el peso se deprecie más de 21 centavos frente al dólar. Ciertamente será una reacción de la autoridad cambiaria que tolerará una depreciación del peso que ya es elevada.

 

Con todo, la Comisión de Cambios está en lo correcto. Y es que la persistencia en la depreciación del peso frente al dólar está cuestionando la meta inflacionaria hacia los próximos meses, como lo advirtió el banco central en su decisión de política monetaria dada a conocer el viernes pasado y lo ha reiterado el gobernador Agustín Carstens en una entrevista reciente.

 

A pesar de que el consumo interno no ha mejorado y que se ha mantenido la holgura del mercado laboral, la persistencia en la depreciación cambiaria – como lo hemos visto en el último mes- incidiría en el nivel de los precios internos, incrementando aún más los riesgos para la inflación que los analistas del sector privado pronostican será de 4.06%, según la encuesta más reciente que realizó Banamex.

 

Pero hay otro factor que -creo- el banco central está considerando en sus preocupaciones relativas al incremento en los precios hacia los próximos meses y que podría conjugarse con una depreciación cambiaria persistente derivada del alza esperada en las tasas de interés en EU.

 

Y se refiere a las previsibles presiones inflacionarias futuras por los incrementos a los salarios mínimos, como lo ha planteado el gobierno del Distrito Federal, y como -tácitamente- ya lo ha aceptado el gobierno de Enrique Peña Nieto al enviar el viernes pasado a la Cámara de Diputados su iniciativa para desvincular el salario mínimo de multas y pagos de la administración pública. De facto, esta iniciativa presidencial es el primer paso para el incremento a los salarios mínimos a nivel federal que veremos el próximo año.

 

La Comisión de Cambios ha reaccionado porque los riesgos sobre la inflación se han incrementado y 2015 luce como un año complicado. Contradictoriamente, no hay que olvidar que en México los dólares de las ventas petroleras no ingresan al mercado cambiario, sino que los compra el banco central; una razón adicional que restringe la liquidez del mercado cambiario e impulsa la depreciación del peso en coyunturas como éstas.