Ayer la gasolina en México se vendió casi 8% más cara que en Estados Unidos. Mientras que el litro de gasolina magna se vende en México a 12.95 pesos, en Estados Unidos la gasolina regular se vendió ayer a 12 pesos. El galón -que contiene 3.79 litros- se vende en Estados Unidos a un promedio de 3.46 dólares.

 

La diferencia de precios de la gasolina en México es aún mayor si se toman en cuenta los precios a los que se vende la gasolina en estados como Texas. Ayer la gasolina regular se vendía en Laredo, Texas, a un precio 14% menor que el precio establecido por la Secretaría de Hacienda para el mes de agosto.

 

El mayor precio de la gasolina Magna -la de mayor consumo en el país- que se vende en México respecto de Estados Unidos se viene dando prácticamente desde mediados del año pasado. Es una tendencia que se aceleró a raíz de que el gobierno mexicano determinó incrementar, para este año, en nueve centavos mensuales el precio de la gasolina Magna y en 11 centavos el precio de la gasolina Premium, así como el Diesel.

 

Ya en 2013 los precios de las gasolinas habían sufrido importantes incrementos que triplicaron la tasa de inflación general anual. La gasolina Magna incrementó su precio 12.2%, mientras que la Premium lo hizo en 11.6%.

 

Con este piso de incrementos en los precios, en los ocho meses transcurridos de este año la gasolina Magna ya ha incrementado 6.8% su precio, mientras que la Premium lo ha hecho en 7.7%.

 

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Así que, conforme a lo establecido por el gobierno federal y que fue aprobado por el Congreso, se espera que al final de 2014 el incremento anual en el precio de la gasolina Magna sea de 9.7% y de 11.2% en la Premium. O sea que, al igual que en 2013, los precios de las gasolinas se incrementarán muy por encima de la tasa de inflación general que se espera de alrededor de 4%.

 

Y si la situación geopolítica internacional no se agrava, particularmente en Medio Oriente, es altamente probable que el diferencial de precios de las gasolinas entre Estados Unidos y México se incremente aún más en el resto del año, encareciéndose el precio de los combustibles en términos relativos.

 

Por eso es razonable la insistencia del gobernador del banco central sobre la presión que ejercen los incrementos mensuales de los precios de las gasolinas sobre la inflación general del año.

 

Pero aún más, el incremento de estos precios que regula el gobierno federal tiene un impacto desfavorable sobre el poder adquisitivo de las familias con menores ingresos que destinan más del 50% de sus ingresos al gasto en alimentos y transporte; dos de los rubros que han experimentado los mayores incrementos de precios en los últimos tres o cuatro años.

 

La estrategia que ha seguido el gobierno en los dos últimos años de incrementar a un ritmo más acelerado los precios de gasolinas y diesel, con el propósito de que a partir de 2015 éstos se incrementen en base a la inflación esperada, parece una buena estrategia para las finanzas públicas en el ánimo de reducir o eliminar los millonarios subsidios que se han destinado a los combustibles en los últimos años.

 

Sólo hay que recordar que en 2011 el gobierno destinó 166 mil millones de pesos a subsidiar el precio de las gasolinas, en 2012 llegó a 223 mil millones de pesos y en 2013 el monto alcanzó 105 mil millones de pesos. Si bien a mayo de este año se redujo comparativamente, respecto del año anterior, el subsidio a las gasolinas; éste llegó a 25 mil millones de pesos, un monto sumamente elevado si se considera que el precio de las gasolinas en México es mayor que en la zona del Golfo de Estados Unidos, que se toma como referencia para este efecto.

 

Sin embargo, con esta estrategia gubernamental se está castigando -vía inflación- el poder adquisitivo de la población que, por otras razones -de empleo y salarios reales- ya se ha visto presionado en los últimos dos años y, con ello, se ha inhibido aún más la demanda del mercado interno.

 

Así que -con todo y reforma energética en marcha- es de esperar precios elevados en México -en comparación con Estados Unidos- en gasolinas y diesel al arranque de 2015 y durante 2016 y 2017.

 

Ya en estos años el gobierno acumuló un ‘colchón’ en los precios internos de las gasolinas que se actualizarán por inflación a partir del próximo año y que le permitirá a Hacienda reducir su gasto destinado a subsidios. Pero será hasta 2018, con la desregulación plena de precios de las gasolinas que prevé la reforma, que los consumidores verán –efectivamente- una evolución de los precios que responda al mercado.

 

SÍGALE LA PISTA…

 

La respuesta aplastante y “coordinada” del gobierno federal, del Banco de México, de los sindicatos afines al gobierno y de las cúpulas de la iniciativa privada, hacen ver los temores hacia un tema como el salario mínimo en una coyuntura como ésta.