Ayer en el programa matutino ‘Así las Cosas’ de WRadio dije que la depreciación del peso frente al dólar que hemos visto en las últimas semanas se debe fundamentalmente a factores externos y que me parecía irresponsable atribuir la debilidad del peso frente al dólar a hechos de inseguridad y violencia como los ocurridos en Ayotzinapa.

 

A pesar de algunos mensajes que recibí en sentido contrario sigo pensando lo mismo. Es entendible que el hartazgo y el enojo por la violencia, la inseguridad y los sonados casos de corrupción al más alto nivel del gobierno lleven a pensar que todos los males que nos aquejan tienen su explicación allí. Pero no es así. La explicación de porqué se ha depreciado el peso frente al dólar hasta llevarlo a una paridad de 15 pesos por cada billete verde en las casas de cambio hay que buscarlo en otro lugar.

 

dolar

 

La depreciación de 12% del peso en lo que va del año y de 5.3% tan solo en los primeros 11 días de diciembre, ha sido producto principalmente de dos factores: El desplome en los precios internacionales del petróleo cuya permanencia minará la fortaleza fiscal de México como lo explicamos ampliamente aquí ayer; y la posibilidad –cada vez más cercana- de que la Reserva Federal estadounidense incremente la tasa de interés de referencia más pronto de lo que los analistas e inversionistas habían creído originalmente, una vez que la economía estadounidense ha dado muestras de poder sostenerse por sí misma.

 

Ambos factores, por sí solos, ya eran motivo de preocupación para la economía mexicana porque afectan variables relevantes: deteriora la cuenta corriente, mina las expectativas de crecimiento económico por los efectos negativos sobre la inversión esperada y, potencialmente, tiene impactos sobre una inflación al alza.

 

El problema para México es que ambos eventos externos indeseables se dieron simultáneamente e inevitablemente golpearon al peso mexicano, como lo hicieron con muchas otras monedas de mercados emergentes.

 

No hay que olvidar que diariamente se negocian más de 130 mil millones de dólares en el mercado cambiario peso-dólar en todo el mundo y de éstos más de 30 mil millones lo hacen en el mercado local. Pero el 85 por ciento de este volumen de operaciones cambiarias se realizan en el mercado mayorista (interbancario) principalmente por parte de bancos extranjeros en operaciones a futuro. Allí, en las posiciones que adoptan los inversionistas con el peso es que se determina el rumbo de la paridad; rumbo que, sabemos, está determinado por estos dos factores externos.

 

Claro que esto no quiere decir que los factores internos no contarán en un futuro para determinar la paridad peso-dólar. Lo harán si los inversionistas observan un nivel de riesgo cambiario adicional -fiscal o monetario- que no habían advertido antes de estos eventos.

 

La medida que implementaron el Banco de México y la Secretaría de Hacienda de ofrecer dólares al mercado ante cierto rango de depreciación diaria, es precisamente para reducir la volatilidad del mercado cambiario ante la posibilidad de que ésta se intensifique si la Reserva Federal decide enviar señales de que está dispuesta a subir la tasa de interés de referencia.

 

Así que son estos factores externos los que explican que el tipo de cambio fix se acerque a los 15 pesos por dólar; una posibilidad que está a la vuelta de la esquina. Atribuir estos movimientos cambiarios a situaciones de orden político o social interno es buscar banderas equivocadas.

 

Lo importante ahora es que, ante este entorno de alta volatilidad que podría permanecer por varios meses, se conduzca con cautela la política fiscal y de deuda pública.