WASHINGTON. Tuvieron que pasar 14 años de la ya figura icónica, la enchilada completa, para que un presidente estadunidense le hiciera un guiño a la demografía inmigrante que con su trabajo le agrega valor al PIB. El canciller Jorge Castañeda confiaba en lo que parecía ser una promesa hecha por el entonces presidente George W. Bush a su par, el mexicano Vicente Fox: diseñar una política pública que asimilara como legal a los sin papeles. Pero el 11 de septiembre de 2001 cayeron unas torres sobre tres mil personas en Nueva York, y sobre la enchilada completa, en México.

 

Ayer, sin dar mayor importancia a la indignación de los republicanos (después de haber ganado las elecciones intermedias de hace dos semanas no se cansaron de hacerle bulliyng a Obama en un claro mensaje de amenaza en caso de hacer uso de una especie de decretos) el presidente de Estados Unidos anunció medidas ejecutivas de largo alcance en materia migratoria que evitarán la deportación de casi 5 millones de personas que viven de manera ilegal en Estados Unidos y enfocarán los esfuerzos en “delincuentes, no en las familias”.

 

El grueso de esa cifra serán padres cuyos hijos sean ciudadanos estadunidenses o residentes permanentes, que demuestren que llevan en el país desde antes del 1 de enero de 2010 y que carezcan de antecedentes criminales. Las medidas representan los cambios más grandes a las fracturadas leyes de inmigración del país en casi tres décadas, y preparan el terreno para un áspero roce con los republicanos sobre los límites del poder presidencial.

Obama pasó a describir los beneficios: “Esperamos que la gente que vive en este país siga las normas (…). Por eso vamos a ofrecerles el siguiente trato: si has vivido aquí más de cinco años, si tienes hijos que son ciudadanos o residentes legales, si no tienes antecedentes penales y estás dispuesto a pagar tus impuestos, puedes solicitar quedarte en este país temporalmente y salir de las sombras”.

 

Obama quiso sembrar su discurso en horario prime time, en una clara intención de seducir el rating. CNN y Univisión, o transmitieron pero los canales tradicionales como CBS, ABC y NBC no lo hicieron. En efecto, las divisiones políticas saltaron a la industria mediática. The Big Bang Theory, la comedia de más audiencia en la televisión, Grey’s Anatomy y el reality sobre obesidad, The Biggest Loser no sufrieron interrupción.

 

Obama defendió la legalidad de sus acciones y retó a los legisladores republicanos a enfocar su energía no en bloquear sus acciones, sino en aprobar la iniciativa de ley que ha estado estancada en el Congreso.

 

“A aquellos miembros del Congreso que ponen en duda mi autoridad para hacer que nuestro sistema de inmigración funcione mejor, o que cuestionan mi prudencia para actuar donde el Congreso no lo ha hecho, les tengo una respuesta: aprueben una ley”, dijo Obama.

 

Inmediatamente después, Obama les extendió su mano y les pidió que recapaciten, que desarrollen una ley: “Quiero trabajar con ambos partidos para aprobar una solución legislativa más permanente. Y el día que firme ese proyecto de ley, las acciones que hoy tomo ya no serán necesarias”.

 

Por momentos, Obama parecía el mismo de 2008 cuando llegó al poder. Utilizó la figura de un republicano para amortiguar su golpe… a los republicanos. En efecto, Obama citó a su predecesor, George W. Bush, para reconocer el papel de los inmigrantes en el país asegurando que “son parte de la vida estadunidense”.

 

Obama aprovechó el preámbulo de su discurso para derivar en una especie de dialéctica moral: “¿Somos una nación que tolera la hipocresía de un sistema en el que los trabajadores que recogen nuestra fruta y hacen nuestras camas nunca tengan la oportunidad de estar de acuerdo a la ley?”, se preguntó.

“¿O somos -prosiguió- una nación que les da la oportunidad de hacer las paces, asumir sus responsabilidades, y dar un futuro mejor a sus hijos?”.

 

Aunque las medidas anunciadas por Obama tienen impacto en un alto número de personas, dejan en el limbo a más de la mitad de los 11 millones de inmigrantes que viven ilegalmente en Estados Unidos. El presidente anunció nuevas prioridades de deportación que obligarían a la policía de inmigración a centrar sus esfuerzos en rastrear a criminales y a individuos que han cruzado la frontera recientemente, y a restar importancia a la deportación de personas que han estado en el país por más de 10 años.

 

Obama hizo énfasis en que sus acciones no representan una amnistía. Esto es lo que le reprochan los republicanos. Que premie a un conjunto de ilegales.

 

“Amnistía es el sistema de inmigración que tenemos ahora, millones de personas que viven aquí sin pagar impuestos y sin cumplir con las reglas, mientras los políticos usan el tema para asustar al pueblo y ganar votos en época de elecciones”.

 

El mandatario planea firmar hoy un par de memorandos presidenciales y viajar a Las Vegas para un acto relacionado con las medidas de inmigración.

 

Catorce años después no hubo enchilada completa pero Obama se saltó el muro del Congreso.

 

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Requisitos

 

Los inmigrantes elegibles tendrán la oportunidad de pedir la suspensión provisional (por tres años) de la deportación y pedir una autorización para trabajar si se registran y pasan verificaciones de antecedentes de seguridad (antecedentes criminales), pagan una cuota o multa, pagan impuestos en el futuro y demuestran que son:

 

-Padre o madre de un ciudadano de Estados Unidos o un residente legal permanente a la fecha del anuncio (ayer)

 

-No son prioridad del orden público

 

-Han llegado a Estados Unidos antes del 1 de enero de 2010 (y han permanecido ininterrumpidamente desde ese entonces)

 

-Han llegado a Estados Unidos antes de cumplir los 16 años y antes del 1 de enero de 2010, sin importar la edad que tenga en este momento a través de la ampliación del programa de Acción Diferida que canceló las deportaciones de jóvenes indocumentados en 2012.

 

 

No todos celebran…

 

 

WASHINGTON. La toma de la acción ejecutiva por parte de Obama constituye un abierto desafío a los republicanos, quienes en las elecciones de medio término del 4 de noviembre recuperaron el control del Senado y ampliaron el poder en la Cámara de Representantes y ya prometieron combatir al presidente, aunque se muestran divididos en torno a la repuesta.

 

Entre los más beligerantes se encuentra el senador por Texas Ted Cruz, quien calificó a Obama de “monarca” por tomar la medida de manera unilateral, a través de una orden ejecutiva, algo equivalente a un decreto, sin pasar por el Congreso.

 

“Somos testigos de una crisis constitucional. Con lo que está haciendo, Obama está desafiando la Ley y la Constitución (…). Si el presidente sigue con esto, unilateralmente desafiando al Congreso (…), los congresistas republicanos usaremos cualquier recurso constitucional a nuestro alcance para defender la Ley”, dijo Cruz a la cadena de televisión conservadora Fox.

 

“Si el presidente anuncia la amnistía ejecutiva (a los indocumentados), el nuevo líder de la mayoría (republicana) en el Senado, que toma posesión en enero, debería anunciar que no se confirmará a un solo nominado, excepto los puestos vitales de seguridad nacional, mientras la amnistía persista”, aseguró también Cruz en un artículo en la web Politico.

 

Por su parte, el senador por Kentucky, Mitch McConnell, futuro líder de la mayoría republicana en la cámara alta, criticó la decisión de Obama y prometió acción por parte del Congreso, que a raíz de las elecciones legislativas del 4 de noviembre pasado, tendrá en enero mayoría republicana en las dos cámaras.

 

“Si el presidente Obama avanza en desafiar al pueblo e impone su voluntad sobre el país, el Congreso actuará”, dijo McConnell en una intervención en el Senado.

 

No obstante, eludió precisar cuál será la respuesta y afirmó que se está considerando “una variedad de opciones”.

 

Algunos republicanos, especialmente en la Cámara de Representantes, han sugerido amenazas de que podrían provocar un nuevo cierre parcial de la Administración federal, como el de octubre de 2013, con el bloqueo de una nueva propuesta de ley presupuestaria que se espera sea discutida el 11 de diciembre.

 

En una línea similar, se expresó John Boehner, el presidente de la Cámara de Representantes y legislador por Ohio, al acusar a Obama de actuar como un “emperador o un rey” al proponer de manera unilateral un paquete de medidas migratorias. “En lugar de trabajar juntos para arreglar nuestro sistema migratorio fallido, el presidente actúa por su cuenta. Y así no es como funciona una democracia”, señala el republicano en un vídeo de 28 segundos publicado en el portal Youtube antes del discurso de Obama.

 

Por su parte, el gobernador de Texas, Rick Perry, anunció que su estado “probablemente” demandará a la Administración de Barack Obama por las medidas ejecutivas sobre migración anunciadas. “Creo que es una posibilidad muy real”, dijo Perry preguntado por esa eventualidad durante un encuentro de gobernadores del Partido Republicano en Boca Ratón, Florida.

 

El gobernador, que dejará su cargo el próximo 20 de enero y suena como potencial aspirante a la Presidencia en 2016, lamentó que Texas haga una inversión “extraordinaria” de cerca de 12 millones de dólares al mes en seguridad fronteriza para prevenir la llegada de indocumentados.

 

Las declaraciones de Perry van en la misma dirección que las del gobernador electo y actual procurador general de Texas, el también republicano Greg Abbott, quien será el encargado de interponer la demanda. “Será mi demanda número 31 contra él (Obama) antes de dejar la oficina”, dijo Abbott esta semana.

 

“Debemos reconocer, una vez más, que tenemos un presidente que se niega a cumplir con la Constitución”, agregó.

 

Ante el flujo migratorio del último año, en el que cruzaron la frontera de México con Texas cerca de 140 mil indocumentados (la mitad de ellos menores no acompañados), Perry desplegó un millar de efectivos de la Guardia Nacional, una medida apoyada por Abbott.