La urbanización en la zona oriente del Valle de México, donde antiguamente se ubicaba el vaso del Lago de Texcoco, ha registrado impactos ambientales, sobre todo en el paso de aves migratorias en la región, un tema al que se tendrán que enfrentar las autoridades durante la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

 

Actualmente se contabilizan 74 especies de aves, tanto acuáticas como terrestres, en el ex vaso del lago de Texcoco, cuatro de de las cuales están bajo el régimen de protección por la Norma Oficial Mexicana NOM-059 de la Semarnat y cuatro más enlistadas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES).

 

Todas estas especies se verán impactadas por las obras de construcción de la terminal aérea y las vialidades para su acceso e, incluso, de las áreas verdes y de esparcimiento, advierte Ricardo Medina, director del Colegio de Biólogos de México.

 

El especialista aseguró, en entrevista con 24 HORAS, que los trabajos de construcción van a ahuyentar, de manera natural, a las aves, en tanto que las que se queden van a tener que ser alejadas mediante diversos mecanismos para que no haya un riesgo de incidentes con aeronaves, en sus trayectorias de despegue y aterrizaje.

 

Hasta hace una década, en la zona oriente del Valle de México se contabilizan 131 especies de aves, de las cuales 85% eran especies migratorias, entre ellas algunos patos, aguilillas y halcones, chichicuilotes, búhos, tecolotes y el gavilán rastrero, de acuerdo con el Programa de Conservación y Manejo para las Aves Playeras en el Lago de Texcoco.

 

Hace casi medio siglo

 

Esther Rodríguez tiene más de 40 años viviendo en la colonia El Arenal, atrás del actual aeropuerto citadino y a unas cuadras de la Alameda Oriente de la Ciudad de México, uno de los últimos reductos del lago texcocano. Recuerda que cuando era niña veía llegar a la zona patos canadienses y golondrinas que con el paso de los años dejaron de aparecer debido, dice, al crecimiento de la mancha urbana.

 

“Vamos a determinar los riesgos aviares y la problemática que pueden surgir por los efectos causados por la construcción del aeropuerto y la presencia de aviones en el futuro, así como la gravedad en el impacto por el desplazamiento de estas aves”, agregó Medina.

 

El especialista aseguró que esta construcción tendrá inevitablemente impacto en las aves de la región, en menor o mayor medida dependiendo de las especies, pero será hasta mayo que el Colegio de Biólogos pueda dar a conocer dichas repercusiones con puntualidad.

 

De acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del nuevo aeropuerto, que actualmente está en revisión por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), los efectos de la operación del aeródromo sobre los grupos de fauna silvestre serán principalmente visibles en las comunidades de aves.

 

“La fauna será el componente afectado en diversas formas, a corto, mediano y largo plazo. Primero por el despalme y pérdida del hábitat, luego por el ahuyentamiento y presencia humana”, advierte el documento.

 

Incluso, la MIA señala que mientras especies acuáticas, réptiles y mamíferos de la zona sufrirán un impacto adverso moderado, en las aves este impacto será de nivel medio, aunque todavía faltan concluir los estudios del Colegio de Biólogos, la Conabio y demás expertos.

 

Por su parte, el titular de la Semarnat, Juan José Guerra Abud, indicó que la zona, considerada  Área de Importancia para la Conservación de las Aves, tiene especies endémicas como son la garza morena, el chorlo nevado, el pato mexicano, así como otras migratorias como el pato tepalcate y el cucharón norteño.

 

Aseguró que con la construcción del nuevo aeropuerto se creará un espacio de áreas verdes tres veces más grande que la terminal aérea, además de que se incrementarán los espejos de agua para que las especies de la zona, principalmente aves endémicas y migratorias, tengan un espacio donde convivir.