Desde junio de 2014, el tipo de cambio se ha visto perjudicado por diferentes eventos tanto externos como internos. La fortaleza del dólar, la posibilidad de alza en tasas de EU, desaceleración en China y Japón, el deterioro en precios de materias primas, principalmente entre otros, han provocado volatilidad, incertidumbre y un fuerte impacto en el valor de nuestra moneda.

 

El Gobierno federal y las instituciones monetarias del país han intentado aplicar medidas para mitigar el impacto, como en febrero pasado, cuando la SHCP y el Banxico anunciaron recortes de tipo fiscal, monetario y un cambio en la operación del mercado cambiario. Desgraciadamente la recuperación fue temporal.

 

Entre los elementos que han afectado también destaca el “efecto Trump” al recalcar una y otra vez que la relación de su gobierno, en caso de ser electo, con México sería tensa. Esto perjudicaría sensiblemente el intercambio comercial con nuestro mayor socio comercial, el flujo de mercancías y de inversiones.

 

También, la tenencia de extranjeros en el mercado de dinero ha sido un factor negativo, ya que en lo que va del año se ha reducido en 11 mil 500 millones de dólares. La inversión en CETES ha sido la que más se ha afectado con una disminución de 52%. Los de bonos, en cambio, registran, hasta el momento, un aumento de 3.3% cuando llegó a tocar niveles bajos en +0.8%. Los bonos son, sin duda, los instrumentos que deben seguir muy de cerca tanto la SHCP como el propio Banxico, ya que 1% de salida implica alrededor de mil 500 millones de billetes verdes en su caso.

 

La bolsa registra un incremento en la inversión de extranjeros ante una caída de su valor de 40% desde hace un par de años a la fecha. Acumula cinco mil 840 millones de dólares en este 2016. La valuación del mercado es alta, pero la liquidez a veces actúa más por necesidad que por una razón fundamental.

 

Durante la semana conocimos que S&P y Moody’s decidieron ajustar la perspectiva del rating soberano de México y de su sistema bancario, respectivamente; esto genera más presión sobre el tipo de cambio. Entre la necesidad de un fuerte recorte en gasto en lo que resta del año por parte del Gobierno federal, el aumento en la tasa de interés que ya  es de 100 puntos base, el riesgo de una mayor inflación y el factor Trump, entre otros, configuran un ambiente donde se tiende a generar una “cobertura” a través del tipo de cambio.

 

Así, tanto en lo externo como en lo interno, el tipo de cambio está tomando una relevancia. Hasta ahora, registra una depreciación de más de 7.0%, pero el promedio en lo que va de 2016 vs. el promedio de todo 2015 es de más de 14%.

 

Técnicamente en su último movimiento de apreciación en agosto pasado, el peso mexicano mantiene una tendencia de alza y mientras no penetre los 18.00-17.80, el riesgo de un peso sensible y débil permanece vigente.

 

Vienen las elecciones en EU en noviembre próximo, el riesgo del sector bancario en Europa, las desaceleraciones de China y Japón y la normalización de tasas de interés en EU, entre otros, que generarían presiones de depreciación. También en lo interno se conocerá el paquete económico, primero de ingresos y luego de egresos por parte del Congreso al Ejecutivo federal, el recorte de gastos de manera importante en lo que resta del año estaría desacelerando el ritmo de crecimiento en este segundo semestre del año y lo pagará nuevamente el tipo de cambio.