Cuánta indignación por el grito de “puto” en el partido de la NFL. Leí y escuché expresiones como: “qué vergüenza”, “pena ajena”, “terrible imagen”, “qué mal ejemplo”, “terrible educación”, etcétera. Y sí, todas caben. Todas las expresiones de rechazo al grito de “puto”, que no quiere decir más que “puto”, merecen señalamientos de estas características.

 

Lo que no se vale es ser hipócrita y convenenciero, porque estos mismos que manifiestan públicamente su indignación son los mismos que celebraban, ríen y festejan cuando sucede en el futbol. Son los mismos que defienden la teoría que el “puuutooo” futbolero tiene otro significado que el “puto”. Son los mismos que encuentran muchas otras connotaciones para justificarlo. Son los mismos que se abrazan a la bandera expresando que es parte de nuestra costumbre, el folclor y la picardía mexicana… háganme el p… favor.

 

Qué más vergüenza que nos señalen en el mundo por esto mismo. Qué más pena debemos sentir que en los escenarios más importantes del deporte más popular del mundo sepan que cuando se escucha ese grito es porque está jugando México.

 

Lo mismo con el rayo láser. Nunca antes escuché y leí tanta molestia e indignación de la gente y los medios de comunicación. ¿Acaso no es lo mismo que vemos cada fin de semana en todos los estadios del futbol mexicano? Nunca antes escuché hablar tanto del asunto.

 

¿Y qué decimos de los productos pirata en los alrededores del estadio? Esos mismos que están en cada explanada de los escenarios deportivos y que forman ya parte de la pintura. Desaparecieron, se esfumaron, se los tragó la tierra. Nada de comercio informal por tratarse de la NFL y los protocolos de logística, operación y comercialización que incluye un contrato de estas características.

 

Esto quiere decir que es posible más allá de uno que otro que se animó a sacar jugo de la presencia de Raiders y Texanos. Significa que sí se puede cuando se quiere y nos conviene.

 

Pero, ¿se trata de vender una buena imagen? ¿Se trata de demostrar que en el fondo hay conciencia? ¿Se trata de demostrarle a los de afuera lo que no podemos demostrarnos y comprobarnos a nosotros mismos? Que el láser es peligroso, que el “puto” es “puto” por más connotaciones que deseemos darle, que la piratería no debe formar parte de nuestra cultura y que en el fondo hay valores escondidos que se nos olvidan frecuentemente. ¿O se trata de vender un falso retrato, algo que no somos o que somos cuando nos conviene? ¿Se trata de decirle al de afuera que cuando queremos, podemos, y al de adentro que, como es parte de nuestra cultura, entonces ni siquiera queremos que sea diferente?

 

Reprochamos nuestros malos comportamientos cuando hay visita, y eso se llama doble moral.