El gobernador del Banco de México se dice preocupado por la incesante acumulación de reservas que le exigen las calificadoras a México. “No queremos perseguir eso, pero sí cuando menos contar con un monto que deje tranquilas a las calificadoras”, dice de las reservas que prácticamente han alcanzado 150 mil millones de dólares. No le quitan el sueño los crecientes capitales financieros que siguen llegando al país buscando rendimientos atractivos, ni ve motivos suficientes para estimular la economía con una reducción de la tasa de interés que fija el banco central.

 

 

En la entrevista, Agustín Carstens zanja las responsabilidades entre autoridades y bancos en el caso de la escandalosa deuda que contrató el gobierno de Coahuila utilizando métodos fraudulentos.

 

 

“En la actuación de cada banco, habrá que preguntárselo a ellos. No nos podemos meter a juzgar el juicio de valor del banco para conceder un crédito”, dice.

 

Las críticas a la supuesta pasividad del banco central frente al entorno de crisis global, las enfrenta con una pregunta sugerente: “¿Para qué tomar una medicina que no se necesita?” Y se responde a sí mismo con su acostumbrada alegoría: “no tenemos porqué sufrir catarros ajenos”, dice el gobernador con una pícara sonrisa.

 

La conversación en su oficina del Banco de México inicia con los más de 15 mil millones de dólares que en 2011 se contabilizaron como ‘errores y omisiones’ en las cuentas del banco central y que el gobernador sospecha que provienen del narcotráfico, pero no se atreve a confirmarlo.

 

 

¿A qué atribuye los más de 30 mil millones de dólares en el renglón de ‘errores y omisiones’ que presenta la balanza de pagos del país entre 2010 y 2011?

En algunos casos son limitaciones de las cifras. Hay cifras que se levantan en base a encuestas o con procedimientos estadísticos que no son resultado de un registro exhaustivo, por ejemplo en turismo se hace a base de encuestas; entonces todas esas cifras tienen un cierto grado de error. Y claro, no se puede ignorar que hay operaciones ilícitas que por su misma naturaleza no se capturan. Pero sí hay razones metodológicas que hacen necesario que exista ese rubro.

 

Por el tamaño de la cifra, de 15 mil millones de dólares anuales, ¿se podría concluir que tiene que ver con operaciones ilícitas?

La realidad es que no creo que haya manera de sacar una lectura al respecto. Obviamente hay una sospecha, pero de ninguna manera podría atribuirle todo a eso o una parte pequeña, la realidad es que genuinamente son errores y omisiones que, para el tamaño de nuestra economía y con nuestra apertura, es un renglón relativamente pequeño.

 

Esta cifra de errores y omisiones es histórica en México

Eso habría que verlo, no sé las cifras; no tengo la serie en mi cabeza.

 

¿No se puede inferir que estas corresponden a actividades ilícitas?

No, porque si tuviéramos una medición de las actividades ilícitas se podría establecer una relación estadística o analítica; pero si no hay manera de extraer alguna correlación estadística, todo es casi pura adivinanza.

 

Las reservas internacionales se incrementaron casi 29 mil millones de dólares en 2011. ¿Se ha planteado un nivel óptimo de reservas?

Es un tema muy importante. Hay algunos criterios que se utilizan para determinar el nivel óptimo de las reservas pero por lo general son ejercicios de alcance limitado. La cobertura de la reserva es bastante buena, eso quiere decir que desde un punto de vista precautorio, de necesidades de recursos de divisas, creo que estamos bien cubiertos.

 

Sin embargo, diría que hay dos elementos adicionales que influyen en su acumulación: Por un lado están las calificaciones crediticias por parte de las agencias calificadoras y las reservas son uno de los asuntos que más ponderan. En la medida en que se nos compare con otros países que tienen muchas reservas hay un incentivo para que también acumulemos más reservas.

 

La otra decisión que ha acumulado reservas es que desde hace muchos años todas las operaciones del Gobierno Federal, y de Pemex en particular, se hacen aquí en el banco (central). En la medida que exista un superávit en la balanza de pagos del sector público eso determina la gran acumulación de reservas.  De las cifras que ha mencionado, me atrevería a decir que el 90 por ciento es resultado del superávit en divisas de Pemex que, en los últimos años, ha reflejado los altos precios del petróleo.

 

 

¿Acaso el actual nivel de reservas de 150 mil millones de dólares no es un número razonable para la tranquilidad de las agencias calificadoras?

Es un tema que me preocupa y lo hemos argumentado con las calificadoras. Nos comparan con China, que tiene reservas del 50 por ciento del PIB, o Brasil y Corea que tienen reservas mucho mayores que nosotros como proporción del PIB.  Sin duda no queremos perseguir eso, pero sí cuando menos contar con un cierto monto que deje tranquilas a las calificadoras sabiendo que hay otras decisiones precautorias que determinan la política de acumulación; una muy importante es aislar al mercado cambiario nacional de la volatilidad.

 

¿No se siente incómodo que estas agencias sean reacias a mejorar la calificación de México?

Es algo que no entiendo. Eso explica, desde mi punto de vista, la pérdida de credibilidad de muchas calificadoras. La realidad es que no ha habido un esfuerzo por parte de las calificadoras de mejorar la calificación de los países emergentes. Las agencias calificadoras han mostrado sus limitaciones de manera muy importante.

 

¿Cuál sería su crítica a las calificadoras?

El problema fundamental es que continúan siendo tremendamente pro-cíclicas. En muchos casos  cuando las cosas van mejorando no logran identificar cuando hay mejorías que no son sostenibles, y después cuando las cosas empiezan a perjudicarse hacen una sobre corrección.

 

En el caso de México siguen condicionando la calificación a la capacidad de crecimiento, pero creo que es un verdadero éxito del país que crezca por arriba de 3 por ciento en un entorno donde nuestros principales socios están creciendo muy por debajo.

 

Si tomamos en cuenta el crecimiento de los países del G-20 estamos dentro de los 5 o 6 con mejor crecimiento y si tomamos en cuenta la mezcla con cifras de inflación, de estabilidad del sistema de pagos, de estabilidad del sistema financiero o el saldo de la balanza de las cifras fiscales, México realmente destaca. No entiendo como México tiene todavía una brecha tan importante (en calificaciones) con países que tiene deuda sobre PIB mucho más grande que nosotros como los países europeos.

 

La inversión de cartera creció 42 mil millones de dólares el año pasado, ¿Preocupa esta inversión especulativa en un entorno volátil?

No pienso que sea tan volátil y tan especulativa. Cerca de 70 por ciento de esos influjos de capitales hacia México son inversiones en bonos a largo plazo. Son inversiones que están haciendo inversionistas institucionales como fondo de pensiones, compañías de seguros que requieren un rendimiento mínimo de 4 por ciento en dólares y que a las tasas de hoy no pueden aspirar invirtiendo en mercados tradicionales como Estados Unidos y Europa. Es muy claro que están dedicando más recursos  a países emergentes sobre todo aquellos que tienen un cierto grado de estabilidad probada con la intención de dejar los recursos a largo plazo.

 

Entonces me atrevo a decir que no todo es especulativo y diría que la mayoría de los recursos que hemos logrado traer reflejan un horizonte de inversión de mayor plazo.

 

¿Ésta no es una razón para bajar la tasa de referencia?

Si se observa una serie de tiempo amplia, toda la curva (de tasas) en México ha bajado y todavía hay mucho espacio para que las tasas de largo plazo bajen, ahora el hecho de que el Banco no haya bajado su tasa de referencia no ha sido impedimento para que el nivel de tasas de interés baje. Se podría decir que el hecho de que no hayamos bajado la tasa de referencia en respuesta a algunas presiones inflacionarias, nos ha permitido anclar las expectativas de inflación hacia el largo plazo. Incluso frente a fenómenos que podrían desestabilizar las expectativas como, por ejemplo, los precios de los productos agropecuarios que, creo, ha sido el fenómeno que más ruido nos ha metido en el comportamiento de la inflación en México.

 

¿Se puede pensar que, ante la desaceleración económica global, en México se necesitan más estímulos monetarios para contrarrestar esta tendencia en la economía?

Pienso que no porque todavía no hemos visto el final de la película en Europa y en Estado Unidos. La realidad es que todas estas operaciones de amplísimo estimulo monetario y de liquidez está atendiendo un problema que nosotros no tenemos. Entonces, ¿para qué tomar una medicina que no se necesita? Ahora todavía falta la segunda parte de esta película. Una vez que se vayan normalizando los mercados, cómo van hacer esos institutos emisores para retirar toda la liquidez, porque si la dejan ahí les va generar unos problemas inflacionarios tremendos; entonces deshacer toda esa liquidez extraordinaria va ser un reto inmenso hacia delante.

 

Entonces, en México solo estamos mirando…

Sin duda, no tenemos porque sufrir catarros ajenos.

 

En materia de crédito ¿cuál es su percepción sobre la actuación de los bancos que otorgaron créditos a un estado como Coahuila?

Una cuestión son las prácticas bancarias, otra es lo que como autoridad debemos de hacer. Nosotros hemos exigido mayores previsiones y sí hemos modificado los requerimientos de capital sobre esos créditos. Con el liderazgo de la Secretaria de Hacienda se está buscando mejorar la información del buró y la información de todo tipo de deuda que de alguna manera afecte a las finanzas de los estados. Ahora, los efectos de procedimiento y de operación de los créditos es responsabilidad de los bancos y no de nosotros como autoridad.

 

Sin embargo el proceso de concesión de créditos a los estados, es extraño.

Todo lo que ha sucedido ahí no nada más es extraño, sino que realmente se dieron algunas prácticas que no fueron adecuadas. En lo que a los bancos les corresponde, lo tienen que internalizar y lo que nos corresponde a nosotros como autoridad, es que si hay alguna falla se tiene que sancionar y ese trabajo es de la Bancaria (CNBV). Desde el punto de vista de regulación tenemos que revisar que la regulación sea la adecuada para ese tipo de riesgos, y eso es lo que ya hicimos como autoridad.

 

¿Hay preocupación que las decisiones bancarias se mezclen con las decisiones políticas?

Al final del día lo que buscamos es que las decisiones de crédito se hagan con la mayor objetividad posible. Ahora si se dan créditos que no son apropiados, lo que corresponde desde el punto de vista de la regulación es que se detecten oportunamente y que los bancos los provisionen. Lo que buscamos es establecer un mecanismo e inspirar dentro de los bancos una disciplina de extender crédito conforme a la capacidad de pago de su acreditado.

Pero en la actuación de cada banco, eso habrá que preguntárselo a ellos. Nosotros no nos podemos meter a juzgar el juicio de valor del banco para conceder un crédito, ésa es una decisión propia de cada institución.

 

Ha dicho que en materia de crecimiento económico para este año México está más cerca del 4% que del 3.5%

Condicionado a que se sostuviera la incipiente recuperación en Estados Unidos. Si esta tendencia continúa, sí nos acercaríamos al 4 por ciento. En Estados Unidos se espera 2.2%, pero si se mejoran las cifras a 2.5% ó 2.8% obviamente eso nos beneficiaría muchísimo.

 

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