Al menos dos años más se requieren para realizar cambios complementarios y reformas de segunda generación para que en México haya una verdadera reforma educativa, mientras que un cambio trascendental en el sector se verá en unos 10 años, estima Juan Carlos Romero Hicks, presidente de la Comisión de Educación del Senado.
En entrevista con 24 HORAS, el senador panista subrayó que los cambios constitucionales en materia educativa son la “primera etapa” de la reforma y se trata de una aproximación preliminar para ajustar algunas bases: “lamentablemente hay una visión incorrecta de que ya se hizo una reforma educativa y no se ha hecho”.
Romero Hicks, a quien como legislador tocó encabezar en el Senado la revisión de la reforma, recordó que sólo la Ley General de Educación se ha modificado unas 200 veces en los últimos 20 años y sigue habiendo errores, por lo que se debe seguir rediseñando.
¿Cuál es su diagnóstico sobre la reforma educativa?
No hay una reforma educativa todavía. Hasta el momento sólo se ha trabajado en los ajustes de las bases jurídicas, administrativas y laborales, para después ver el proceso de lo que sería una verdadera reforma.
El trabajo que se ha hecho es para adecuar las bases de lo que será una reforma profunda, pero aún faltan varias cosas como como revisar el modelo educativo, rediseñar la educación normal, revisar a fondo el régimen laboral del magisterio e incorporar a la educación superior.
¿Qué falta todavía?
En principio le falta el alma, que es un nuevo modelo educativo, también necesita un cambio de fondo en el principal agente educativo laboral, que es el maestro, así como la participación social, que son cosas que no se cambian de un día para otro.
El problema de la reforma es que no se está revisando el modelo educativo. El Ejecutivo acaba de hacer una consulta nacional con tres ejes: educación básica, normal y superior, sin embargo no han anunciado un calendario para saber cómo van a armonizar todos estos elementos.
Hay que revisar el plan de estudios, la SEP acaba de concluir una consulta y estamos esperando que se den los resultados; hay que rediseñar el modelo en la educación normal, en las escuelas formadoras de profesores que evidentemente tienen necesidades de innovación; se tiene que revisar el régimen laboral de manera más amplia, sobre todo en el tema de rendición de cuentas, y también hay que analizar aspectos como la incorporación del nivel superior, que no ha sido foco de las reformas, por lo que habrá que impulsar una ley de educación superior.
¿Qué viene después de esta primera etapa?
Deberán trabajarse en reformas de segunda generación, sobre los temas que mencioné, las cuales se llevarán de uno o dos años para su diseño y luego vendrá su aplicación, además que hay que recordar que en educación los cambios trascendentes y visibles duran más de diez años. El problema no se corrige solamente con un cambio en la legislación, las leyes ayudan a transformar la realidad cuando están bien diseñadas y aplicadas y en este momento no estamos presenciando nada de eso.
Sobre las protestas de la CNTE…
Es el 5% de los maestros del país. Hay que destacar dónde funciona la reforma y la realidad es que la mayoría de los maestros asisten a dar clases, sólo hay una parte residual, aislada, en estados donde hay inercias que no se han podido resolver, y que lamentablemente son las entidades con los niveles más bajos en educación.
Las exigencias de la CNTE están fuera de foco, son cuestiones ideológicas. Son grupos que tienen intereses y que están siendo afectados porque ellos manejaban el ingreso, la permanencia y la promoción, se convirtieron en patrones.
¿Qué se puede esperar del diálogo de la disidencia con la Segob?
Nada va a cambiar en la reforma. Gobernación tendrá su obligación pero no atiende temas educativos, y la reforma va a seguir. Es la ley suprema y no se puede echar para atrás, aunque ese grupo no quiera que se aplique.